Un día, un burro de un campesino se cayó a un
pozo. El animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de
buscar algo para hacer. Finalmente, el campesino decidió que el burro ya estaba
viejo y el pozo ya estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas; que
realmente no valía la pena sacar el burro del pozo. Invito a todos los vecinos
para que vinieran ayudarle. Cada quien agarró una pala y empezaron a tirarle
tierra al pozo. El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró
horriblemente. Luego para sorpresa de todos, se aquietó después de unas cuantas
paladas de tierra.
El
campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió lo que vio…. Con
cada palada de tierra el burro estaba haciendo algo increíble: Se sacudía la
tierra y daba un paso encima de la tierra.
Muy pronto todos quedaron
sorprendidos cuando el burro salió sacudiéndose la tierra del pozo.
Esta
historia por fantástica que pudiera ser, tiene una gran lección. Se han
preguntado, ¿Cómo es que personas que han pasado adversidades, pruebas en su
vida o aflicciones son personas triunfadoras?
Bueno, la resiliencia ha sido
motivo de todas esas personas para salir adelante y ¿Qué es resiliencia?
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La joven a la izquierda, es mi tía Edith y ella es una persona con gran capacidad de resiliencia. (Karen) |
Es la
capacidad de sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas.
La resiliencia es algo innato en nosotros la podemos desarrollar cuando se nos
presente sacar una astilla de un dedo, hacer tareas en el hogar, en la escuela,
trabajar para obtener un lujo, y también
aquello que llega sin pedirlo como un accidente, la muerte, divorcio, etc .
Actualmente las cosas se nos dan con tanta rapidez que hacemos poco esfuerzo
por realizarla u obtenerlas. Nos asusta que nuestros hijos pasen dificultades y
que no tengan complicaciones, muchas madres les evitan tener responsabilidades
en el hogar, les ayudan con las tareas escolares, les ponen mágicamente sus
antojos sin el más mínimo esfuerzo que pedirlo.
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Tía Edith con su nieta Nicole. |
Constantemente escucho a los
padres quejarse diciendo ¡ Mira nomás cuanta tarea te dejan pobre es muy
pesado! O bien ¡Ese niño esta piojoso no te juntes con él! O peor la maestra
está loca es sangrona tú no te preocupes yo lo arreglaré, hay otras que se
indignan porque les ponen educación física “muy pesado” y además en el sol, por
favor como si dependiera de la escuela hacer cambios climáticos, es irrisible.
Me sorprende ver a las madres
buscando culpables externos y quitándoles todos los obstáculos a sus hijos para
que no “sufran”, en una ocasión llego un
niño llorando con su mamá y la respuesta me dejo sin palabras, ¿Quién te pego?
Porque en este momento lo resuelvo. En
realidad el niño se cayo solito pero el mensaje es “siempre habrá un culpable
en tu desdicha”.
La sobreprotección es un virus para la resiliencia, cuando nos
ponemos como tapetes para que nuestros hijos no se lastimen les estamos
mandando otro mensaje; “tú no puedes solo, me necesitas a mi”. Este tipo de
amor bloquea los sentidos y aptitudes como la iniciativa, seguridad y la
creatividad para resolver sus problemas y adversidades. Seamos como el burro
que cuando llegue la adversidad este sea un gran motivo para ser mejores
descubriendo todo lo fuerte que somos para salir de la obscuridad a la luz.

Ayude a su hijo cuando su esfuerzo esté en peligro. La
capacidad que tenemos como padres de resistir para ver a nuestros hijos sufrir
en algo que después resultara sano será un herramienta más para que pueda
resolver sus propia vida.
La resiliencia es un sendero lleno de
gratificaciones, camina por ella aunque te duela.
Tu amiga Ana Gaby.