¡Córtalas!, ya no
somos amigas.
Por: Sarai Castro
#OjosDeColorLuna
Sería muy bueno poder decir que
todo este “drama” ha quedado atrás pero realmente todo esto sigue pasando más
constantemente de lo que quisiéramos admitir, y entonces esta historia tiene un
desarrollo un poco diferente, pero con muchas similitudes.
Le agregaremos unos
15 años a Anita y Susi y repitamos esa parte donde hay un problema entre ellas.
Ciertamente Anita no pondrá sus dedos índices frente a Susi, porque “ya ha
crecido” pero como está muy enojada con Susi irá con Mary y le contará ese
“gran problema” que hay y entonces Mary, que no tiene nada que ver en la
historia de pronto toma su papel de lado de Anita contra Susi, pero entonces
Mary va y le cuenta la historia a Lupe, y Lupe que no conoce ni a Anita ni a
Susi se hace un prejuicio sobre ellas y al final, resulta todo esto en un
teléfono descompuesto. No estoy diciendo tampoco que es algo que pase sí o sí
de esta manera o que pase todo el tiempo, todo depende de cada persona, su
personalidad e incluso el nivel de madurez que tenemos. Pero muy cierto es que
nos metemos donde no nos llaman a tomar un papel que no nos corresponde para
crear un problema que no existe.
La amistad es una relación afectiva que se
puede establecer entre dos o más individuos, basada principalmente en la
confianza y el afecto desinteresado, a la cual están asociados valores como la
lealtad, la solidaridad, la incondicionalidad, el amor, la sinceridad, el
compromiso, entre otros valores, y se cultiva con el trato asiduo y el interés
recíproco a lo largo del tiempo.
El origen de la palabra Amistad no ha podido
ser determinado con exactitud. Hay quieren afirman que proviene del latín
amicus (amigo), que a su vez deriva de amore (amar). La situación aquí es que
es muy fácil señalar y juzgar a las personas y más aún cuando no tenemos idea de
cuál es el problema o incluso si es que hay un problema.
Por ejemplo: Recuerdo
una vez hace como 10 años, estaba yo en la iglesia esperando por una actividad,
y mientras esperaba fui y me senté en el piano para tocarlo un poco, después de
un rato salí y me encontré a un amigo y nos saludamos y comenzamos a charlar un
poco y entonces él me dijo “Ah, ¿tú eras la que estaba en la piano? Cuando entré
te vi, pero no vi que fueras tú, y dije para mí: Es una güerita, no voy a
hablarle”
Esa pequeña charla me
hizo pensar mucho en lo fácil que es hacernos de un estereotipo de una persona
y luego descubrir que es completamente lo opuesto a lo que nosotros creíamos.
Platicaba hace un par de semanas con alguien en cuanto a los amigos y cómo los
clasificamos en nuestra charla los clasificamos en tres categorías.
Déjenme
explicarles un poco de esto:
1. En la primer categoría están estos amigos que
forman parte de nuestro día a día. Con los que siempre hablamos y tenemos un
contacto constante y una confianza muy marcada.
2. En esta segunda categoría
están esos amigos que también son importantes para nosotros pero que no solemos
frecuentar tanto pero en los cuales también confiamos.
3. En esta última
categoría están estos amigos que han formado parte de nuestra vida, pero los vemos
cada año bisiesto. Son amigos a los que no contaríamos cualquier cosa, pero si
ellos necesitaran algo de nosotros o nosotros de ellos, iríamos a verles sin
pensarlo dos veces.
Entonces después de esta plática y categorización de
amistades esta persona me hizo una pregunta: “Si tú estuvieras con un amigo de
‘categoría tres’ y yo te hablara porque quiero salir, ¿tú lo dejarías para ir
conmigo?”. Después de pensarlo unos segundos, mi respuesta fue un ‘No’, y claro
que él preguntó ‘¿por qué no?’ Entonces yo respondí “Me esfuerzo por ser una
amiga como me gustaría que fueran conmigo”.
ciertamente que ese es el
punto.
Vamos por la vida con una actitud egoísta y prejuiciosa sobre las
personas que nos rodean sin tomarnos la molestia de saber ‘¿Qué hay más allá de
mi nariz?’ y sin pensar en lo más mínimo cómo podemos hacer sentir a los demás
con nuestras actitudes y comentarios.
Recordemos cómo nos sentíamos cada vez
que la “cortábamos” con una amiga. Pero lo más importante, recordemos que ya no
tenemos 6 años para seguir haciéndolo. Todos los problemas tienen una solución
y se resuelven hablando y por favor, seamos lo suficientemente maduros para no
hacer un ‘teléfono descompuesto’ de un problema inexistente. Pongámonos en los
zapatos del otro, o en las zapatillas de la otra y pensemos en la clase de
amigo que queremos en nuestras vidas para ofrecer ese mismo tipo de amistad.
Sarai Castro
#Conectados presentó #OjosDeColorLuna