¡Córtalas, ya no somos amigas!

¡Córtalas!, ya no somos amigas.

Por: Sarai Castro
#OjosDeColorLuna

  Vamos a viajar en el tiempo unos años atrás hasta nuestra infancia e imaginemos a dos pequeñitas que juegan alegremente. Las llamaremos Anita y Susi. Ahora vamos a cambiar un poco la escena. Las niñas ya no juegan alegremente, de hecho están molestas; Anita coloca sus dos dedos índices tocados por las puntas frente a Susi y dice: “¡Córtalas! Ya no somos amigas”. A todo esto le sigue un ligero “complot” donde todas las demás amigas de Anita le aplican la “ley del hielo” a Susi sólo porque Anita y Susi se pelearon. Estoy segura que esta escena resultará familiar para muchos de nosotros, e incluso tenemos más historias como estas para contar.

Sería muy bueno poder decir que todo este “drama” ha quedado atrás pero realmente todo esto sigue pasando más constantemente de lo que quisiéramos admitir, y entonces esta historia tiene un desarrollo un poco diferente, pero con muchas similitudes. 

Le agregaremos unos 15 años a Anita y Susi y repitamos esa parte donde hay un problema entre ellas. Ciertamente Anita no pondrá sus dedos índices frente a Susi, porque “ya ha crecido” pero como está muy enojada con Susi irá con Mary y le contará ese “gran problema” que hay y entonces Mary, que no tiene nada que ver en la historia de pronto toma su papel de lado de Anita contra Susi, pero entonces Mary va y le cuenta la historia a Lupe, y Lupe que no conoce ni a Anita ni a Susi se hace un prejuicio sobre ellas y al final, resulta todo esto en un teléfono descompuesto. No estoy diciendo tampoco que es algo que pase sí o sí de esta manera o que pase todo el tiempo, todo depende de cada persona, su personalidad e incluso el nivel de madurez que tenemos. Pero muy cierto es que nos metemos donde no nos llaman a tomar un papel que no nos corresponde para crear un problema que no existe. 

La amistad es una relación afectiva que se puede establecer entre dos o más individuos, basada principalmente en la confianza y el afecto desinteresado, a la cual están asociados valores como la lealtad, la solidaridad, la incondicionalidad, el amor, la sinceridad, el compromiso, entre otros valores, y se cultiva con el trato asiduo y el interés recíproco a lo largo del tiempo. 

El origen de la palabra Amistad no ha podido ser determinado con exactitud. Hay quieren afirman que proviene del latín amicus (amigo), que a su vez deriva de amore (amar). La situación aquí es que es muy fácil señalar y juzgar a las personas y más aún cuando no tenemos idea de cuál es el problema o incluso si es que hay un problema. 
Por ejemplo: Recuerdo una vez hace como 10 años, estaba yo en la iglesia esperando por una actividad, y mientras esperaba fui y me senté en el piano para tocarlo un poco, después de un rato salí y me encontré a un amigo y nos saludamos y comenzamos a charlar un poco y entonces él me dijo “Ah, ¿tú eras la que estaba en la piano? Cuando entré te vi, pero no vi que fueras tú, y dije para mí: Es una güerita, no voy a hablarle”

Esa pequeña charla me hizo pensar mucho en lo fácil que es hacernos de un estereotipo de una persona y luego descubrir que es completamente lo opuesto a lo que nosotros creíamos. Platicaba hace un par de semanas con alguien en cuanto a los amigos y cómo los clasificamos en nuestra charla los clasificamos en tres categorías. 
Déjenme explicarles un poco de esto: 

1. En la primer categoría están estos amigos que forman parte de nuestro día a día. Con los que siempre hablamos y tenemos un contacto constante y una confianza muy marcada. 

2. En esta segunda categoría están esos amigos que también son importantes para nosotros pero que no solemos frecuentar tanto pero en los cuales también confiamos

3. En esta última categoría están estos amigos que han formado parte de nuestra vida, pero los vemos cada año bisiesto. Son amigos a los que no contaríamos cualquier cosa, pero si ellos necesitaran algo de nosotros o nosotros de ellos, iríamos a verles sin pensarlo dos veces. 
Entonces después de esta plática y categorización de amistades esta persona me hizo una pregunta: “Si tú estuvieras con un amigo de ‘categoría tres’ y yo te hablara porque quiero salir, ¿tú lo dejarías para ir conmigo?”. Después de pensarlo unos segundos, mi respuesta fue un ‘No’, y claro que él preguntó ‘¿por qué no?’ Entonces yo respondí “Me esfuerzo por ser una amiga como me gustaría que fueran conmigo”
ciertamente que ese es el punto. 

Vamos por la vida con una actitud egoísta y prejuiciosa sobre las personas que nos rodean sin tomarnos la molestia de saber ‘¿Qué hay más allá de mi nariz?’ y sin pensar en lo más mínimo cómo podemos hacer sentir a los demás con nuestras actitudes y comentarios. 

Recordemos cómo nos sentíamos cada vez que la “cortábamos” con una amiga. Pero lo más importante, recordemos que ya no tenemos 6 años para seguir haciéndolo. Todos los problemas tienen una solución y se resuelven hablando y por favor, seamos lo suficientemente maduros para no hacer un ‘teléfono descompuesto’ de un problema inexistente. Pongámonos en los zapatos del otro, o en las zapatillas de la otra y pensemos en la clase de amigo que queremos en nuestras vidas para ofrecer ese mismo tipo de amistad.

Sarai Castro
#Conectados presentó #OjosDeColorLuna


Unknown

Radio-blog hecho por jóvenes, con ideas frescas y mucho humor para todo aquel que quiera entretenerse y un rato de diversión.

Related Posts: