Este artículo lo saque en su mayoría del libro de Manuel Carreño, bastante tiempo dirían algunas personas y fuera de época. Aún me encanta y rescato por que los buenos modales no pasan de moda.
El célebre Alibert decía que la cortesía es un modo atento de expresar todos los sentimientos de la benevolencia. Y el Conde de Orsay expresó “La nobleza no está en el nacimiento, ni en los modales como tal ni en la elegancia, sino en el alma”.
Bastaría dirigir la vista a los modales del hombre impío, del hombre colérico, del avaro y egoísta para darse cuenta que se aparta de las buenas virtudes.
La virtud es la base de todos los bienes y el origen más puro de los goces y conveniencias que confrontamos en el comercio de la vida. La urbanidad se debe emplear para hacer su trato fácil y agradable, sacrificando sus gustos e inclinándose por los gustos de los demás.
En cierta ocasión Tomas Jefferson, quien entonces era presidente de los E.U., caminaba por una vía de la capital junto a un importante empresario. Mientras hablaban de diversos asuntos, un esclavo negro al reconocer al presidente lo saludo con gran alegría. El presidente devolvió el saludo con mucha amabilidad y el empresario quedo sorprendido por el hecho, diciendo: Señor presidente ¿cómo es posible que ud. se moleste siquiera en saludar a ese esclavo negro? __¿cree ud. – contesto Jefferson- que un esclavo supere en cortesía y urbanidad a un Presidente?
¿Cómo piensa ud. como empresario o Presidente? Considera que todos merecemos respeto y tomamos un tiempo para el que recoge la basura, limpia las calles, los conserjes, al vecino o cualquier persona que se cruza por nuestra vida, o somos quién tratamos a las personas como inferiores y que tienen que tener una etiqueta que diga soy abogado, artista, o bien que diga soy mejor que tú para tratarlo con respeto.
No existe, pues urbanidad sin virtud: no hay que esperar el hacernos agradables y granjearnos el ajeno cariño, sin fecundar nuestro corazón con las dulces inspiraciones que vienen del cielo.
La dignidad personal, los modales suaves e insinuantes, el aseo personal que revela la candidez del alma, la sobriedad y la templanza, la discreción y la prudencia, la tolerancia y el constante cuidado, en suma de complacer y no desagradar a los demás. Estas conductas emanan del conocimiento de Dios y del gran principio de la caridad o bien como otros lo llaman el amor, esta manera de vivir nos abre las puertas más importantes, las puertas del corazón de las personas que solo se abren quien toca con tanta candidez que no temería que su entera persona estuviera a su lado.
La verdadera cortesía surge del corazón de pensar en el prójimo para que este, se sienta cómodo; se cuenta de la Reyna Isabel que en una cena, un invitado dejó caer y rompió una taza de un juego de vajilla muy valioso, ella inmediatamente dejó caer la suya para aliviar al invitado la torpeza cometida.
La forma de tratar a los demás reconociendo su potencialidad y que hay clase o categoría en todos los seres humanos ayudaría para que el corazón humano siguiera el curso de los buenos modales.
Yo considero que una persona cortés le aplica el refrán “como te ves tratas a las personas”. Muy a menudo nos ponemos un letrero grande diciendo “yo soy mejor que tu” subestimando y dando lo peor de nuestra persona con palabras soeces, y actitudes que muestran nuestra mala educación.
Me encanta la cortesía y nuestro estilo de vida lo refleja he aquí unas reglas de urbanidad que les comparto:
+ Debemos de asear nuestro cuerpo todos los días.
+Los cabellos no nos, limitemos a peinarnos solamente una vez al día.
+Es incorrecto recortarse las uñas con los dientes.
+No debemos humedecer los dedos para limpiar nuestra cara o parte del cuerpo.
+No debemos escupir en lugares públicos.
+Evitemos gritar en nuestro hogar.
+ La mujer no debe estar desaliñada en su casa.
+La puntualidad es importante.
+Usemos las palabras como : Tenga Ud. la bondad, te doy las gracias, discúlpame, con su permiso, por favor.
+ Es mostrar poca cultura sentirnos ofendidos porque una persona se excuse de recibirnos.
+No es correcto remedar las conversaciones de otros.
+No es correcto comer con la boca abierta.
Jamás podrán ser excesivos el respeto, la delicadeza y el decoro con que un joven trate a una señorita.
Es un buen acto no levantarnos de la mesa sin manifestar nuestro agradecimiento.
Seamos corteses perdonando a nuestros enemigos, respetar la desgracia ajena, ayudar a ilustrar el entendimiento de las personas y volverlo a la virtud y darle un sincero servicio al necesitado de amor y buen trato.
Mostremos respeto y amor al creador con actos que ayuden a elevar a nuestros semejantes sirviendo de un saludable ejemplo que los haga sentirse sanos.
Y por último “hay que emplear nuestra existencia en la noble tarea de dulcificar nuestro carácter y de fundar en nuestro corazón el imperio que gobierna todo acto que regalamos hacia afuera. Mis razones es que nuestro sendero se riegue de todo buen acto que salga de lo más profundo por dignificar al ser humano.
Su amiga Ana Gaby.
#ElSendero

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