
“EL NIÑO QUE SE CREÍA GUSANO PERO QUE NO ERA GUSANO
SINO SU DEPREDADOR”
Eran flashazos
que se deslizaban con rapidez por su mente, no era la primera vez que le
sucedía. Algo verde, arrugado, peludo,
escurridizo y aunque pequeño, muy escalofriante. A pesar de que no sabía con certeza quién o
qué era lo que lo perseguía y
atemorizaba, ya se sentía familiarizado, "la cosa verde" lo había
acompañado durante toda su infancia, a veces por las noches en sus sueños, en
ocasiones durante el día cuando trataba de socializar, jugar con los demás
niños, y otras más cuando estaba al frente de la clase.
Pero ese día
algo cambió, ese día mientras iba de camino a la escuela, se detuvo junto a un
árbol de un verde lleno de vida, la razón... estaba frente a lo que tantos años
había visto en su mente, era tan obvio, era un gusano... pero no sólo eso…
sintió haber vivido algo así, pero no en esta vida, sino en otra.
Era como una
lluvia de ideas, imágenes, sentimientos, pensamientos pasaban por su mente. Se
sintió tan confundido que corrió y se refugió en su lugar de siempre, un rincón
de su cuarto junto a su librero. Sentado en el piso con la espalda reposando en
la pared y abrazando sus piernas con sus brazos, venía a su mente la imagen que
había visto en el árbol. Trataba de entender que significado tenía todo lo que
le sucedía.
Entonces se dijo a sí mismo: ''Yo soy un gusano’’... ‘‘O quizá lo
fui'', quizá deba intentar hablar con aquel que me encontré junto a ese árbol.
Mientras se
levantaba, sus piernas temblorosas por miedo a su descubrimiento, lo hicieron
caer y quedó acostado en el cuarto,
viendo por su ventana por varios minutos, contemplando el cielo azul y
reflexionando sobre lo absurdo que sonaba eso. Es que... eso debe ser, fui ese
gusano, soy yo el que veo en mis sueños, no son pesadillas, ¡es mi recuerdo!
Claro que sí, ese pequeño y feo gusano soy yo. Decepcionado, aunque decidido a
enfrentarse con su pasado se puso en pie y caminó de regreso hasta aquel árbol.
Entonces, se
sentó junto a ese gusano, lo miró y dijo: ''sabes amigo, esto puede sonar muy
loco, pero yo fui tú, o de cierta manera somos lo mismo... ah, que loco, esto
no puede...'', entonces su dialogo fue interrumpido por un sonido, era un ave,
un águila. En cuanto la vio, vinieron más imágenes a su cabeza, recuerdos que
lo cambiarían todo.
Así como las
imágenes de "la cosa verde" se apoderaban de él, de la misma manera pensamientos
y sentimientos lo inundaron al ver a esta ave, pero era muy diferente, se
sentía diferente. Observó el ágil vuelo del animal por unos momentos, y se
debrayó en él. Ahora con más fuerza que
antes exclamó al cielo: ¡soy un águila!
"Ahora lo entiendo todo", pensó al
viajar varios años en recuerdos y ver en su mente como un águila devoraba con
ferocidad un pequeño gusano indefenso.
Era momento de pensar rápido, ahora ya no era el gusano, sino el
águila, y él sabía cómo terminaría la escena. Esa águila devoraría al gusano, y
a pesar de que el entendía cómo funcionaba la naturaleza no quería ver a ese gusano morir después de
haberse sentido tan identificado con él.
El águila miró
fijamente al gusano y en ese momento Alvin interrumpió su vista lanzando el
desayuno que guardaba en su mochila al aire. Mientras delicadamente colocaba a
su ahora pequeño amigo en un lugar seguro, el águila sostenía entre sus patas
lo que había lanzado Alvin, preparándose para volar. Pasados unos segundos
Alvin vio como se alejaba esa majestuosa ave planeando por los cielos.
Fue ahí cuando
supo que nunca más sería un gusano, ahora sabía que no les temía, le temía al
hecho de convertirse en un ser tímido, cobarde, indefenso, le aterrorizaba
pensar ser devorado por una fría sociedad.
Pero ahora que había descubierto su
nueva identidad se prometió que no sería como cualquier águila.
Decidió usar la
majestuosidad y confianza del águila, para ayudar a los que aún eran gusanos, decidió
ser el águila que ayudaba a los gusanos a convertirse en águilas. Entonces se
levantó e infló el pecho. Pero ahora Alvin era alguien nuevo, había descubierto
su verdadera naturaleza y sabía cómo quería usar su nuevo aprendizaje, cambiar
vidas.
FIN
Por:
#ElHombreSinBarba y Maldy Moran.
Gracias Maldy
porque nunca me permites dejar de volar.