“No
es la discapacidad lo que hace difícil la vida, sino los pensamientos y
acciones de los demás”
¿Te ha tocado estar ahí, escuchando
la explicación de algún médico o especialista confirmándote que tu hijo o hija tiene
una discapacidad, un síndrome o un trastorno; algo que lo hará diferente a los
demás niños? Sea tu respuesta un sí o un no, puedo decirte que las reacciones
tan diversas ante esta situación empiezan
en Shock, acompañadas de sentimientos que van desde sufrimiento, ira,
resentimiento, tristeza, decepción, y sobre todo temor. Todas dependiendo de la
persona, y es entonces que se empieza el proceso de aceptación y adaptación, en
algunas personas esto tarda más que en otras, pero al final de cuentas después
de superar el primer golpe al enterarse de que tu hijo tiene discapacidades o
una enfermedad, es muy notable que el volumen de trabajo es más alto, más
importante y más demandante.
Tere, David y Mitchell |
Las discapacidades son tan variadas,
con diferentes niveles de intensidad, con mayores retos unas que otras pero sea
cual sea que se enfrente requiere de mucha dedicación DIARIA, no una vez a la
semana o cada tercer día, no es una cosa que se pueda agendar para darle
“mantenimiento” mensualmente; es una lucha continua que requiere de DILIGENCIA,
PACIENCIA y mucho AMOR, hay días difíciles, MUY DIFÍCILES en los que se añora
un avance, en los que se espera un milagro, en los que se desea que de un
momento a otro todo sea “normal”; muchas veces no sucede tan rápido, no se
cumplen las expectativas que como padres o hermanos de estas personas
quisiéramos que pasaran. Suena desalentador ¿no? A veces lo es, pero déjenme
decirles que repentinamente cuando más difícil sea afrontar la situación sucede…
un pequeño logro, una reacción, un gesto, un pequeño paso, una nueva habilidad,
la ejecución perfecta de aquello que llevábamos intentando por días, semanas,
meses y a veces años, todo sucede en un momento que podría ser tan fugaz en el
mundo real, pero que para nosotros se convierte en una vivencia memorable, una
nueva motivación, un nuevo “pensamiento feliz” que nos servirá de escudo ante
cualquier posible desanimo.
Un Héroe es según la definición de
esta palabra: “Persona
que se distingue por haber realizado una hazaña extraordinaria, especialmente
si requiere mucho valor.” Y personalmente creo que los padres, hermanos, tíos, abuelos
o cualquier familiar e incluso amigos cercanos que viven de cerca el día a día
del esfuerzo por hacer la parte correspondiente para hacer feliz a esa persona que
necesita tanto de nuestra ayuda son los verdaderos Héroes, aquellos que van más
allá de lo que la terapia o los consejos de los demás digan, quienes se
levantan una y otra vez con la determinación de ser mejor para ayudar a alguien
más a mejorar, quienes mantienen la esperanza aún en los días grises, quienes
defienden y luchan por la igualdad en la sociedad ante una intolerancia llena
de ignorancia y prejuicios. Todo sería más fácil, y más alentador si todos,
absolutamente todos con experiencia propia en este tipo de desafíos o no,
pusiéramos más de nuestra parte juzgando menos, sacando nuestras propias
conclusiones de “lo que haríamos si nosotros fuéramos los padres de esos niños
o jovencitos”, porque jamás, de verdad JAMAS podremos entender la magnitud de
la responsabilidad, desafío y bendición que llega a ser tener a alguien así en
nuestras vidas hasta que nos toque vivirlo, tener a alguien ¿diferente,
especial, discapacitado? Como sea que le llamen como sea que lo digan debería
haber más respeto, más servicio, más amor y mucha más empatía hacia las
personas que tienen discapacidades y sus familias; todos podemos ser Héroes,
ser aquellas personas que con solo un gesto de amabilidad pueden mejorarnos el
día cuando nos sentimos desalentados, cuando estamos un poco cansados
físicamente.
Seamos de los que hacemos más y
hablamos menos, remplacemos una sonrisa por aquellas miradas tan incomodas
cuando nos toca ser espectadores, lo menos alentador que podemos hacer es
quedarnos parados mirando ATENTAMENTE, presenciando un momento difícil para un
padre o una madre con su hijo pequeño o adolescente discapacitado, de verdad si
no vas a ayudar mejor sigue caminando y no te quedes ahí sin hacer nada, si no
sabes cómo ayudar cambia ese semblante de asombro y desapruebo por una sonrisa,
o una mirada de apoyo, respetemos, actuemos, brindemos servicio y desarrollemos
amor por las personas, por todas las que necesitan de nuestra ayuda, El
servicio tiene un poder purificador maravilloso, el verdadero servicio no
necesita de grandes actos sino de pequeñas acciones que preceden a las grandes
cosas. Cuando nos olvidamos de nosotros mismos y nos concentramos en servir
des interesadamente a quienes necesitan de nosotros llegamos a darnos cuenta que
aquellas cosas que parecen ser grandes problemas en nuestra vida tienen
solución.
![]() |
David y Tere |
Mi pequeño David con TEA (Trastorno
del Espectro Autista) es una bendición en mi vida, han sido experiencias tan
variadas en estos 3 años, momentos de angustia e incertidumbre pero aún más los
momentos de alegría, satisfacción y agradecimiento por que sea él quien me esté
ayudando a ser mejor persona, que sea mi “Davichin” el que me ayude a
desarrollar aquellos atributos y dones que me hacen ser mejor persona, ser una
mejor madre, ser una mejor amiga para él, ser una de las persona en quien se
apoye y la guía junto con mi esposo que él tanto necesita. Es de verdad una
bendición saber que nos rodean personas que nunca nos han juzgado, que nunca
nos han dicho “deberías hacer esto o el otro” sino todo lo contrario han
permanecido en silencio ayudando más que lo que hablan.
#PreguntaleATesa por #TereSantamand en #Conectados