A diario nos topamos con
diferentes situaciones algunas muy agradables que nos llenan de felicidad y
otras que hacen que nos hierva la sangre, (tan literal a veces).
Concentrémonos en el último
recuerdo que tenemos de nosotros mismos ENOJADOS, ¿Recuerdas cómo te sentías? Y
no me refiero a la emoción en sí, me refiero a lo que sucedía con tu cuerpo,
¿No prestaste atención a eso verdad? Lo que sucedió fue que al momento en que
empezaste a irritarte y luego a la ira tu frecuencia cardiaca y tu presión
arterial se elevaron al igual que tu nivel de hormonas de energía, adrenalina y
noradrenalina. (Por eso tanto “Fuaaa” que queremos descargar)
El problema en esto no es
enojarnos, no es estar en desacuerdo, no es el sentirnos ofendidos, el problema
real es cuando dejamos que esta emoción controle todo nuestro ser, cuando
dejamos que el enojo nos arruine todo el día, cuando por consecuencia de esta
emoción empezamos a desquitarnos con otras personas que no tienen la culpa de
lo sucedido, el problema real es que cuando nos llenamos de ira las cosas
negativas de la situación o de la persona son las que prevalecen, las que
permanecen y las que hacen que no encontremos ni una sola cosa positiva en el
problema. El verdadero conflicto es que cuando el enojo y la hostilidad se
vuelven parte de nosotros dejamos de ser quienes realmente somos, TODO se
altera; desde nuestra salud hasta nuestros pensamientos los cuales son los que
preceden a las acciones.
Cada
vez que te enojas, envenenas tu propio sistema. (Alfred A. Montapert)
Las situaciones o las
personas no son en sí los responsables de que por el enojo que sentimos
tengamos reacciones agresivas (en el nivel que sea) al final de cuentas quienes
decidimos que tanto impacto puede tener la situación, el problema, el
comentario, la ofensa, el ser ignorados, el ser rechazados, en fin todas esas
cosas que pueden hacer que nos enojemos somos nosotros, sí, somos nosotros
quienes dejamos que lo que sea que nos irrite nos lleve a perder el control y
muy probablemente a arruinar nuestro día.
Todo
lo que se inicia con cólera termina en vergüenza. (Benjamin Franklin)
Lo que podemos hacer para ir trabajando con nuestras
reacciones cuando se presente una situación llena de tensión es:
1.- Darnos
un “Tiempo Fuera”, “Break” o como quieran llamarle, una vez escuche en la
Televisión que dijeron: “ahora no te escuchará, tiene la cabeza caliente” y es
cierto con la cabeza llena de pensamientos que nos recuerdan una y otra vez por
qué estamos enojados no podremos pensar bien las cosas, así que caminar,
escuchar música o cualquier cosa que nos relaje un poco ayudará para analizar
la situación.
2.- Si
el problema no tiene una solución inmediata o si esta fuera de nuestras manos
no tiene caso que dejemos que esto nos llene de ira.
3.- Si
estas a punto de discutir con alguien recuerda que para pelear con alguien se
necesitan dos personas… Por favor no seas una de ellas.
4.- Es
importante sacar ese enojo, externar nuestro desacuerdo pero también debemos saber
cómo canalizar ese enojo para evitar un conflicto mayor, busca el momento oportuno para resolver la
situación, para aclarar o simplemente para decir cómo te sientes, Evita mientras te expresas revivir
aquellos pensamientos que harán que te irrites nuevamente. Recuerda que
expresar tu desacuerdo no tiene precisamente el objetivo de ofender o darle su
merecido a quien nosotros creemos que lo merece.
Estar Irritados, enojados, llenos de ira, rencor o
cualquier nivel de Enojo nos alejan de la verdadera felicidad y de disfrutar de
las cosas buenas de la vida.
“Piensa
en Cosas Buenas y te elevaras por los Aires” (Peter Pan)
Recuerda preguntarle a #Tesa lo que quieras! Ella responderá cualquier cosa y puede ser anónimo!
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