Se convirtió en la noticia de toda la colonia. En cada rinconcito del pueblo se oían los rumores y corrían las diferentes versiones de lo sucedido. Entre todos sonaba una pregunta:
¿Por qué lo hizo?
Había quienes culpaban a la familia, otros culpaban al trabajo, otros culpaban al gobierno. Todos hablaban y trataban de encontrar una respuesta a lo sucedido. Un acontecimiento como ese no pasa desapercibido en un lugar como aquel donde todos se conocen entre todos. Fue un golpe duro y muy doloroso.
Todo parecía estar bien. Se veía feliz se veía lleno de vida.
¿Por qué lo hizo? Muchos buscaban repuestas, mientras que otros juzgaban y señalaban a la familia de una forma tan despreciable. Muchos estaban en el funeral, todos esperaban respuestas, pero todo estaba claro… y no había vuelta atrás. El amigo se quitó la vida… el amigo se suicidó.
Todos preguntaban: ¿por qué? Aunque esa era la pregunta equivocada.
En vez de buscar una razón ¿por qué no buscar otra cosa? No el por qué, sino que la pregunta correcta sería ¿pude haber yo hecho algo para cambiar las cosas? ¿Pude haberlo salvado?
Muchas veces las personas no comprenden a las personas que sufren depresión, y lo peor que hacen es dejarlos solos. Y entonces comienzan los miles de “hubiera” pero ya es tarde.
Algunas veces vemos personas con problemas y lo qué hacemos es mirar a otro lado pues “ese no es mi problema” o “ese no es asunto mío”.
Algunas veces hay jóvenes que no son incluidos en los círculos de amigos y todo porque “es diferente “o quizá porque “es extraño” y lo dejamos solo.
Algunas veces vemos personas que han cometido errores, pensamos que es “malvado” o que “nadie cambiar de verdad” y los abandonamos en su completa soledad.
Algunas veces vemos personas que necesitan ayuda, un poco de comida, algo de vestir o solo un vaso de agua; “pero no son de nuestra misma condición social” o decimos que “deberían buscar trabajo” y los abandonamos.
¿Has visto a alguien triste que te dice que quiere estar solo? ¡No lo dejes solo! Aunque digamos que queremos soledad por dentro estamos gritando “te necesito a mi lado”.
¿Has invitado a algún amigo a salir pero que no tiene ganas de nada? ¡No lo dejes solo! Lleva la fiesta hasta él o ella, hazle sentir importante y amada.
¿Conoces a alguien que no le gusta estar entre tanta gente y prefiere quedarse en casa?
¡No lo dejes solo! Que no les guste estar entre la gente no significa que debes abandonarlos.
Si tienes ganas de hablarle a alguien en este momento ¡hazlo! Quizá estarías salvando la vida de alguien:
¿Por qué lo hizo el amigo? No lo sé ¿pudo haberse evitado? Seguro que si.
Una llamada hubiera bastado, una visita, un poco menos de orgullo… quizá hizo falta más comprensión… quizá falto más amor por el prójimo.
Una llamada podría ser suficiente para salvar una vida, solo vasta a veces un “te quiero” y una mano amiga.
Si conoces a alguien que necesita ayuda no te quedes callado sin hacer nada.
Si necesitas ayuda… no estás solo... abre los ojos y encontrarás quien podrá ayudarte.
Por Jomer Malaya.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.
