El poder de las palabras.

En el rinconcito de una casa se encuentra un hombre meditabundo. Las palabras que escuchó de su esposa resuenan en su mente. Sin pensarlo, su vista se posa en el estante donde se encuentra uno de sus comics favoritos, y comienza a pensar en la importancia de las palabras. El comic se llamaba “House of M” de Marvel, era una historia sobre un mundo utópico, donde los mutantes gobernaban la tierra, era un mundo perfecto pero no era real. Era un mundo creado por el poder de Wanda Maximoff. Al final de esta historia sucede una batalla cruel y dura. En esta batalla Pietro, el hermano de Wanda muere. En el dolor y la tristeza Wanda pronuncia solo tres palabras: “No más mutantes”. Con esas simples palabras el 90% de los mutantes desapareció, el problema fue en qué lugar perdieron sus poderes. Muchos murieron.
En eso y regresando a la vida real, ese hombre recordó las palabras de un hombre que con sus palabras cambio la ideología de un país entero. Esas palabras fueron: “Tengo un sueño” (I have a dream), y el nombre de este hombre era Martin Luther King. Hay palabras que pueden cambiar nuestra forma de pensar para bien. “¡Si puedo!”, nos da el aliento de seguir adelante. “¡No más!”, usada por aquellos cansados del maltrato. Pero también él pensaba en palabras que pueden ser negativas, “¡No puedo!”, “¡No sueñes!”. O las etiquetas que nos pone la gente como “gordo”, “feo”, o “Tonto”. ¿No es increíble ver lo que puede lograr una sola frase o palabra? Muchas veces pensamos en las consecuencias de nuestros hechos, pero ¿Alguna vez pensamos en las consecuencias de nuestras palabras?

Pensando en esto, este hombre tomo la decisión de dejar ese rincón de la casa. Se dirigió hacia la habitación donde estaba su esposa. Mientras la observaba recordaba esas palabras que ella le dijo después de discutir: -¡Sabes que te amo!- Fue entonces que ese hombre pronuncio la palabra que muchas veces es muy difícil de decir. Él dijo: -¡Perdóname!- Solo una palabra basto, pero esa palabra se transformó en un abrazo, ese abrazo en un te amo callado. Y en ese abrazo se olvidó el enojo y la tristeza. Fue en ese abrazo y con esa palabra que esa casa se convirtió en una hogar lleno de amor, perdón y compasión. ¡No se sorprendan, pues más peligroso que la espada o la bala es la palabra!

Por Jomer Malaya.
*Las ideas escritas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.

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