Por: Sarai Castro
Seguramente esta mañana después de despertar, tuvimos que tomar algunas decisiones de nuestro día a día, como por ejemplo ‘¿qué me voy a poner hoy?’ o ‘¿desayunaré cereal o fruta?’. Cada día tenemos un sin número de decisiones que tomar de las cuales no somos muy conscientes porque forman parte de nuestra vida diaria.
Pero, ¿qué pasa cuando comenzamos a crecer y nuestras
decisiones son cada vez más importantes y trascendentes en nuestra vida? ¿Qué
pasa cuando tenemos que elegir la carrera que nos gusta y nuestros padres no
están de acuerdo, o cuando queremos ir a estudiar a otro lugar pero no hay
muchas personas que nos apoyen o incluso cuando queremos casarnos en medio de
mucha desaprobación familiar?
En momentos de tomar decisiones tan importantes como éstas
en nuestra vida, seguro queremos elegir “correctamente” y no equivocarnos, por
lo que preguntamos a cada persona que podría darnos un buen consejo “qué es lo
más ‘correcto o prudente’ que podríamos hacer”.
Seguramente todos hemos visto la película de Alicia en el
país de las maravillas. Hay una parte donde nuestra protagonista Alicia se
encuentra en un camino que de pronto tiene varias bifurcaciones y ella no sabe
cuál de todos los nuevos caminos tomar, entonces consulta con un gato que se
encontraba ahí, El Gato de Cheshire, qué camino sería el mejor para seguir,
entonces el Gato pregunta que “dependía de a dónde [ella] quiere ir”, a lo que
ella responde que “eso no importaba” y finalmente el Gato muy ingeniosamente
dice que “no importaba el camino que [ella] tomara”.
Entonces, podemos seguir el consejo de el Gato de Cheshire y
preguntarnos a nosotros mismos ‘¿a dónde queremos ir?’, y con una perspectiva
un poco más amplia, después de respondernos esa pregunta, tendremos una mejor
forma de saber si estamos eligiendo ‘correctamente’ o no. Y entonces podemos
puntuar algunas cosas que podrían ayudarnos a decidir finalmente lo que vamos a
elegir en y para nuestra vida.
1. Dejemos
de consultar con cada persona que nos pasa por enfrente, si ‘debo o no’ hacer o
no hacer algo. Todos pensamos y sentimos de manera diferente y al final,
terminaremos con tantas opiniones tan distintas, que estaremos más confundidos
de lo que estábamos al principio.
2. Ignoremos
las opiniones negativas. Tenemos suficiente preocupación con lo que haremos o
no haremos, como para agregarle a toda esta situación los comentarios negativos
de otros. Nos tacharan de locos e insensatos, pero al final, esa decisión no
influirá en la vida de ellos, así que podemos darnos ese pequeño ‘lujo’.
3. Escuchemos
los sabios consejos. Si bien los comentarios negativos no aportarán nada bueno
a nosotros, los sabios sí. Probablemente nuestros padres o algún buen amigo,
tienen algunas sabias palabras para darnos, y si de plano no sabemos qué hacer,
seguro que sus palabras podrán orientarnos un poquito más a tener menos
preocupación.
4. Ampliemos
nuestra perspectiva. Pensemos en qué tan buenas serán las consecuencias de esa
decisión, y si aceptamos vivir con eso y si la decisión que tomamos ahora, nos
llevará a donde queremos estar en los próximos 3, 5 o 10 años. Si la respuesta
es Sí, entonces ¿qué estamos esperando?
5. Y
finalmente si todo lo anterior falla, pensemos en qué va a hacernos más
felices. Yo creo y sé firmemente que nosotros estamos aquí para ser felices,
pero que esa felicidad es una decisión. Es decir, yo elijo si quiero o no ser
feliz. Así que si eso que vamos a elegir nos da felicidad, entonces estamos
eligiendo ‘correctamente’.
Tengamos el valor de elegir lo que nosotros queremos, a
pesar de que a nuestro alrededor las personas nos digan que estamos locos o
encuentren mil razones por lo cual nosotros no ‘deberíamos’ tomar esa decisión,
porque después de ese ‘drama’ de decidir, todos los que opinaron se irán,
continuarán viviendo sus vidas como ellos quieren y nosotros nos quedaremos con
nuestra decisión y sus consecuencias.
Y estoy segura que, si en algún momento la estamos pasando
mal después de haber decidido lo que todo el mundo quería que decidiéramos,
vamos a pensar ‘no sé por qué les hice caso’ y yo, personalmente, no quisiera
para nada decir ‘hubiera hecho…’. Y si en algún momento la estamos pasando mal
después de haber decidido lo que NOSOTROS queríamos decidir, vamos a recordar
lo felices que fuimos al decidir y será una motivación para seguir adelante.
Así que, pensemos en todas estas cosas, y no vayamos por
nuestra vida complaciendo a todos los que nos rodean, porque al final
descubriremos que jamás vivimos de manera feliz. Defendamos valientemente
nuestra felicidad y todo lo que esta comprende.
#OjosDeColorLuna