“Ubicada en tiempo y espacio”…, esas
palabras resonaban en los oídos de doña Juanita...
Sus hijos tomaron el
certificado que extendió el médico , se despidieron y salieron, muy amablemente
le dijeron que la llevarían a comer,
hacía tanto tiempo que no salía con sus dos hijos que ella se sentía feliz y
realizada, caminaron en un parque y bajo un árbol degustaron un helado, viendo
el reloj su hijo dijo, vámonos es hora, entraron en un viejo edificio,
saludaron a un hombre que les esperaba con unos documentos, reviso el
certificado que le presentaron y asentó que era suficiente, Juanita preguntó
que estaba sucediendo y ellos le dijeron:
Mamá es importante que tengamos los
documentos de las propiedades de papá y tú en orden, uno nunca sabe que pase
más adelante y no sabes la de trámites engorrosos que hay que realizar, así que
te solicitamos que por favor nos firmes este testamento, así cuando llegues a
faltar tendrás la seguridad que los dos estamos conformes con tu decisión y no
nos pelearemos por cosas materiales, Juanita pidió al notario los documentos y
los firmó, sus hijos preguntaron ¿no los leerás?

A la mañana siguiente la hija las
despertó rápidamente diciendo que se haría tarde, Juanita preguntó un poco
intrigada si ella también iría ese día con su hija, la hija metiendo una maleta
al coche le gritó, por supuesto que hoy también irás a dejar a tu nieta al
colegio, Juanita no lo podía creer, por segundo día consecutivo saldría con su
hija y dejaría a “la luz de sus ojos” en la escuela, se despidieron alegremente
con su largo y original saludo, se abrazaron y la niña bajo apresuradamente,
Juanita se quedó viendo como desaparecía en la puerta la figura que era su motor en la vida, su hija
aclarando la garganta le dijo:
bueno madre, creo que ha llegado el momento más
importante de tu vida, en el camino le fue hablando de las bondades de vivir
con gente adulta que al igual que ella tendrían historias que compartir, le
hablo de una especie de escuela donde los intereses eran comunes por la edad,
en fin todo el camino le fue dando razonamientos que Juanita no entendió hasta
que se pararon en un Edificio que decía “Hogar para ancianos”, Juanita le
preguntó que si iban de visita y su hija le respondió que no que ese sería su
nuevo hogar, que ellos la amaban y se preocupaban que se quedara todo el día en casa encerrada, que
cada vez era más grande y pues que debería ir haciendo amigos más propios a su
edad, que convivir con un torbellino como Marianela no era conveniente para
ella, Juanita lloró, rogó, suplicó, pero todo fue inútil, su hija casi a
empujones la bajó del automóvil, bajo la enorme maleta y entraron, Juanita fue
valorada clínicamente y volvió a escuchar las palabras :
”ubicada en tiempo y
espacio”, su hija se despidió asegurándole que cada semana irían a visitarla,
que la sacarían a comer y que no la abandonarían, las primeras semanas Juanita
esperaba con ansia la visita anhelada, que nunca se dio, al cabo de unos meses
se volvió taciturna, dejo de hablar, se alejó de todos y sola en un rincón del
patio parecía conversar con alguien, pero cuando alguno se acercaba volvía a su
silencio, pasaron los años y ella dejó de esperar la visita de su familia,
anualmente eran valoradas por el servicio médico voluntario de la comunidad,
nadie podía arrancarle palabra alguna a Juanita.
Pasado un tiempo y fiel a su promesa
Marianela llegó por su abuela, la llevó a una ciudad distinta, cuando su madre
llegó a visitarla y vio que Juanita vivía con Marianela se molestó, la regañó,
le hizo ver la carga que eso representaba para ella que estaba empezando la
vida, que sería un estorbo, pero Marianela la increpó y le recordó que si ambas
estaban en esta vida era gracias a su abuela, que como podía querer cortar sus
raíces, que si ella lo había hecho ella jamás lo haría, porque los abuelos son
la experiencia y el amor y los nietos son el postre en la vida de los abuelos.
En una reciente visita a un asilo de
ancianos reflexioné mucho en esto, cuando uno es joven y pleno, da todo de sí
por la familia, algunas veces cuando el vigor, las fuerzas y aún la salud nos abandonan, también la
familia considera que es tiempo de abandonarnos, cada uno sabe la razón por la
que tiene a un familiar en un Centro así, que dicho sea de paso mi reconocimiento
y gratitud por tan noble labor realizada por los encargados, y nadie juzga a
nadie por sus decisiones, pero si las circunstancias te obligan a no tener otra
opción, no dejes de visitarlos, tu presencia es la mejor medicina que pueden
recibir, es el agua que mantiene con vida esas raíces.
#LaPromesaDelViento