Érase una vez, en el
rinconcito de un lejano lugar, que una mujer quería vivir en libertad. Pero no
una libertad como todos los de a su alrededor pensaban; no sería una libertad
para dar rienda suelta a sus antojos o lascivia. Ella buscaba una verdadera
libertad.
Esa mujer que no tiene
nombre, pero que lleva el rostro de muchas, deseaba ser libre para mirar las
estrellas, deseaba la libertad para aprender los nombres de ellas. Quería
aprender, tenía hambre de saber, sed de conocimiento. Ella quería ser libre
para tomar un libro, ella deseaba siquiera poder entender las letras de los
pequeños libros. Esa mujer quería ser libre para ver en los estantes los
libros, tocarlos, olerlos, disfrutarlos… pero tenía que conformarse con solo
ver de lejos.
Esa mujer que no lleva
nombre, pero que lleva las heridas de muchas, quería ser libre de decidir sobre
su propio cuerpo. Para el mundo no era una mujer, ni siquiera una persona, era
un simple objeto en donde saciar las necesidades básicas de un hombre que la
compró, que la engaño, que la utilizo. Ella deseaba poder escoger y vestir la
ropa que le gustaba, pero el hacerlo significaría ser tachada de inmoral o
etiquetada como una mujer de la vida galante… no por vestir de manera
provocativa, sino por vestir de manera diferente.
Esa mujer que no tiene
rostro, pero lleva el reflejo de muchas, deseaba tener una oportunidad de
conocer el mundo. Deseaba tener una oportunidad de disfrutar su niñez y
adolescencia, deseaba poder correr libre por la calle, deseaba haber podido
hacer muchos amigos en una escuela. Pero la educación no se hizo para algunas
mujeres, según dirán muchos que conozco. Para ella educarse no era una
prioridad, lo más importante era sobrevivir a la sociedad cruel que le rodeaba.
Esa mujer que no tiene
edad, pero que lleva la experiencia de muchas, no deseaba fortuna, ni viajes,
ni nada material. Esa mujer solo deseaba una vida, un futuro que ella misma
creara. Pero le toco vivir en un mundo en donde la gente prefiere voltear a
otro lado e ignorar la realidad, evadir los problemas. Le toco vivir en un
mundo donde son más importantes los animales que las personas. Le toco vivir en
un mundo donde es más importante complacer en vez que vivir.
Érase una vez una mujer
que solo deseaba una cosa en todo el mundo, un deseo que nunca se cumplió.
Érase una vez alguien que deseaba vivir realmente en libertad y ser feliz.
Ahora ella vuela en las alas del viento, cabalgando el tiempo y esperando un
mundo mejor. Érase una vez una mujer que deseaba ser libre, pero que solo
encontró cadenas. Deseaba reír y solo encontró tristezas. Deseaba soñar pero
ese sueño nunca se cumplió.