En el rincón de un viejo ranchito, una niña escucha
una estación de radio que encontró en internet, se llama la Zona Geek. La gente
del rancho la mira extrañada, la niña comenzó a hablar de música diferente, de
ciencia, de datos que no le importaba a la gente de ese lugar. ¿Estará enferma?
Preguntaban las personas. ¿Será contagioso?
Un día sus padres al
ver el extraño comportamiento de su hija la llevaron al médico, su diagnóstico
fue contundente: La niña tenía curiosidad.
-¿Eso se cura Doctor?-
Preguntaba la madre muy preocupada.
-Para que sane, deben
enviarla lejos de aquí, a un lugar en donde la cuidaran y podrán tratar la
enfermedad que tiene.
Fue entonces que a la
niña la enviaron a la ciudad, en donde entro a una escuela especial para niños.
Le enseñaron a desarrollar su curiosidad, donde le enseñaron sobre la verdad,
la ciencia, y de todo lo que ella quería escuchar. Pero nunca dejaba de
escuchar ese programa de radio, todos los martes a partir de las 8 pm.
Pasaron los años y la
niña, ya convertida en mujer regreso al pueblo. No era la misma, había crecido,
no solo de estatura y edad, sino que también en conocimiento. El pueblo era el
mismo, las mismas calles, los mismos prejuicios, las mismas necesidades. Pero
ella decidió quedarse ahí y enseñar, decidió mostrarles a quien deseara las
maravillas del conocimiento.
-La niña rara regreso-
Comentaba todo el rancho. Pero la nueva generación la veía como un milagro,
como una oportunidad, como una bendición del cielo.
-¿Por qué tuviste el
deseo de aprender?- Le preguntaba una de sus alumnas más jóvenes.
-Fue porque alguien me
enseño que había otro mundo además de este rancho. Me mostro que había algo
más, me enseño cosas que no sabía que existían. Me enseñó a echar volar la
imaginación.
-¿Conociste a esa
persona?
-No, no lo hice. Solo
escuchaba su voz. Cada martes a la misma hora, una hora en el espacio del
tiempo, la Zona Geek. Por eso decidí aprender y enseñar, porque de nada sirve
el conocimiento sino se aplica, y si no se aplica se olvida, y si se olvida de
nada sirve el gran esfuerzo realizado.