La amistad es una relación entre iguales, es decir, requiere de esfuerzos para conseguirla, cultivarla y mantenerla. Es destinarle tiempo y conocer los sueños y aspiraciones, lamentablemente todos buscamos ese tipo de amistad, pero no estamos dispuestos a ser ese tipo de amigo.
No vayamos muy lejos, supongamos que llega nuestra amiga, nos cuenta un problema personal, entonces nuestra muy inquisitiva manera de proporcionar ayuda es empezar con nuestros prejuicios, juicios y hasta sentencias. No, nuestra realidad dista mucho de lo que en realidad significa la amistad, nuestras palabras en lugar de ser bálsamo se convierten en pequeñas y afiladas astillas que perforan los tejidos de los sentimientos y emociones. Los amigos son las personas que se sienten con el corazón, son los que extienden la mano en señal de cariño, ayuda y cordialidad.
Una buena amistad lleva a ambas partes a ayudarse a crecer, enriquecerse, ser mejores, desarrollar todas sus potencialidades y superarse.
Un buen amigo es leal, es una persona de palabra, son nobles y no critican ni murmuran, no traicionan una confidencia. Defienden nuestros intereses y la integridad de sus amigos.
Tener buenos amigos nos ayuda a sentir que pertenecemos a un grupo y que somos aceptados, esto nos hace felices, confiados, aumenta nuestra autoestima, afianza nuestra personalidad social y proporciona estabilidad emocional.
Rodearse de buenos amigos hace a la persona comunicativa y amable, nos suministra un temperamento jovial y alegre, no me pueden dejar negar que cuando pasan tiempo con buenos amigos al terminar la reunión todo alrededor se siente más ligero y las cargas parecen menos abrumadoras.
La generosidad es esencial en la amistad, ya que un amigo de verdad da sus cualidades, su tiempo, su energía y sus conocimientos, lo hace por ayudar positivamente a su amigo cuando sea necesario.
En ocasiones, también se necesita saber perdonar, pues esto es propio de una personalidad sabia y generosa. El perdonar significa no guardar rencor, reconocer que nadie es perfecto, tratar de solucionar las diferencias y seguir adelante. Igualmente, se debe saber pedir perdón cuando uno se equivoca o lastima. Por tanto, la amistad debe ser recíproca, es decir, estar dispuestos a ofrecer lo mismo que se recibe.
Los amigos son nuestro árbol de problemas, les voy a platicar una historia:
"Un carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja puerta acaba de finalizar un duro día de trabajo, las cosas ese día no le habían salido del todo bien, su cortadora eléctrica se dañó y lo hizo perder una hora de trabajo y su antiguo camión se negaba a arrancar, ofrecí llevarlo a su casa y, mientras íbamos en camino, permaneció en silencio. Una vez que llegamos a su casa me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente y frente a un pequeño árbol, y toco las ramas con ambas manos. Cuando su hijo abrió la puerta, su semblante cambio, conocí a su familia y al termino de esto regrese al auto, cuando pasamos de vuelta junto a aquel árbol sentí curiosidad y pregunte qué era eso que había hecho con el árbol, a lo que él me contestó: ese es mi árbol de problemas, sé que no puedo evitar mis problemas, pero no pertenecen a mi casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente antes de entrar cuelgo mis problemas en las ramas de este árbol cada noche, y las vuelvo a tomar cada mañana, lo curioso es que cuando salgo en la mañana a recogerlos, ni remotamente hay tantos como recuerdo haber dejado la noche anterior…"
Eso es la amistad, son ese espacio donde colgamos nuestros problemas, despejamos nuestras ideas, sacudimos los polvos de la infelicidad y retomamos la vitalidad para seguir adelante.
Teniendo en cuenta la frase dicha por Aristóteles “La amistad es un alma que habita en dos cuerpos; un corazón que habita en dos almas”, la amistad se manifiesta de una manera muy hermosa en las diferentes etapas de la vida, esto quiere decir que un amigo es la persona que a veces nos entiende incluso más que nosotros mismos, es por esta razón que es alguien que alegra cada momento del diario vivir.
“El amigo ha de ser como la sangre, que acude a la herida sin esperar a que le llamen”, Quevedo.
Con cariño Gaby
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.
