QUERÍA RESCATARLA DE ALGUNA MANERA...


Hace unos días tuve una experiencia que me ha marcado de manera importante. 

Una persona presencio una discusión entre un hombre y una chica, y había sido testigo de cómo esté le pegaba en la cara y le jalaba el cabello, intentando intervenir solo obtuvo que le pidieran que se retirara, días más tarde, muy cerca de donde ocurrieron los hechos, se encontraron pegados en cada poste una hoja de papel con un mensaje escrito muy alentador dirigido a aquella joven, yo encontré ese papel tirado en el piso y al levantarlo y leer esas palabras, quede impactada. 

Decidí tomar una foto al documento, escribir un par de líneas y compartirlo en mis redes sociales, donde se ha compartido casi 1200 veces, hoy no quiero hablar de lo que ese texto decía, hoy quiero decirles que hay palabras que claman y nos dejan un nudo en el estómago, hay personas allá afuera enfrentando una situación difícil que destruye su espíritu, sus emociones e incluso su integridad física; y esas personas se sienten y perciben solas, a todas ellas, quiero decirles que tengo un fuerte deseo de abrazarles y tranquilizarlos, asegurarles que ese sentimiento es pasajero y que todo muy pronto estará bien.  



Quien se tomó la molestia de escribir, imprimir, pegar en las calles esa hoja y salir a buscarla, estaba clamando que quería rescatarla y evitarle más dolor, estaba angustiado y afligido.  

El peso del sufrimiento ajeno siempre nos parece más liviano que el propio, en cambio los nuestros los divisamos como un ancla o un yunque que cuelga de nuestro cuello. 

Muy probablemente en nuestras propias casas existe alguien que se siente solo y necesita hablar con alguien, una de nuestras funciones es escuchar y estar presentes para acompañarlo. Esa es la diferencia que debemos marcar, interceder por nuestros amigos y familiares, expresarles con palabras y actos que los amamos y que tenemos fe en sus sueños y esperanzas, que también nosotros tenemos temores y necesidades. Necesitamos abrir nuestros corazones.  

En los detalles más insignificantes vemos en realidad el amor que los demás nos profesan, no podemos desmayar o desalentarnos fácilmente cuando no obtenemos resultados satisfactorios inmediatamente, puede que estemos justo a punto de lograr un avance decisivo, tan solo seguimos adelante y perseveramos, puede ser que la meta este solo a unos cuantos pasos.  

Un soldado de la guerra civil estadounidense escribió: “… Pedí todas las cosas para poder disfrutar la vida; se me concedió vida, para que pueda disfrutar todas las cosas. No se me dio nada de lo que pedí, pero obtuve todo lo que deseaba”.  

A veces las circunstancias dicen “no”, a veces “espera”, muchas otras nos dirán que: sí… la clave está en mantener las ventanas abiertas, en no dejar de hacer lo bueno, en permanecer abiertos a la ayuda de nuestros amigos y familiares, en seguir dando palabras de aliento y consuelo a quienes nos rodean. Porque mientras más tiempo invertimos en conocer y descubrir a quienes amamos, más experimentamos el poder activo de ellos en nosotros y viceversa.  

El trabajar en nuestras vidas, nos permite también participar de manera positiva en la vida de los demás. Las verdades expresadas con amor: “¿Cómo puedo ayudarte?”, el humor que no se nos va de la mano y manteniendo las “salidas ocurrentes” dentro de lo cabal, el realizar críticas constructivas, permitirán que las palabras que pronuncien no hieran y no mueran, sino que, sean palabras vivas, que enseñan y sanan.  
Con cariño Gaby 
 
              *Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.  

Unknown

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