Recientemente se estrenó la primera adaptación cinematográfica de otro comic de Marvel. En esta ocasión le tocó el turno a Pantera Negra, el primer superhéroe de color de la historia estadounidense. Esta cinta toma lugar como la decimoctava película del Universo Marvel.
Las películas de superhéroes han gozado de un éxito impresionante en la última década, y nosotros como audiencia hemos sido testigos oculares de esta gran disputa entre las dos corporaciones dominantes: Marvel y DC.
Desafortunadamente para DC, después de ciertas decepciones (la aburrida Batman vs Superman y la flojísima Suicide Squad), Marvel ha sabido mantener a su audiencia con producciones exitosas que apuestan a la acción y a la comedia (por ejemplo Guardianes de la Galaxia, Thor Ragnarok, Iron Man, entre otras). Y es ahora cuando todos pensarán: “Claro, Pantera Negra debe estar llena de ese humor que tanto criticaron en Thor Ragnarok…”, ¿será? Averigüémoslo.
La película nos introduce de lleno en la ciudad africana de Wakanda, una metrópoli oculta ante los ojos del resto del mundo, ¿por qué? Pues porque en su interior se encuentra un metal extraterrestre con el cual se han convertido en una sociedad futurista de primer mundo muy alejada de la tecnología de la tierra. Este material es el Vibranium.
Bajo este trasfondo, nos presentan a T’Challa (interpretado por Chadwick Boseman), que es un príncipe en proceso de convertirse en rey. De esta forma conocemos el estilo de vida de esta curiosa ciudad, mientras tanto, en algún otro lado del mundo, existe gente que sabe de la existencia de Wakanda y planean introducirse a ella a toda costa para aprovecharse de su tecnología, y aún peor, descubrirla ante el mundo.
La película es buena. Es entretenida, es divertida en ocasiones, sus personajes son interesantes y el aspecto visual es INCREÍBLE.
Basta sólo con ver la ciudad de Wakanda para maravillarse. Resulta muy curioso ese contraste que hacen entre la tecnología y las sociedades de tercer mundo. Sin duda una propuesta visual muy original.
África es un lugar totalmente inexplorado por los superhéroes, por eso, resulta muy refrescante encontrarse con una cultura poco conocida en occidente. Prácticamente es un homenaje a la cultura africana y a sus costumbres espirituales.
La música es otro aspecto que considero fue un gran acierto, pues tiene sonidos de la música tradicional de aquellos países y los combina de manera esplendida con sonidos de hip hop y rap. De nuevo, el contraste visual y sonoro de la película resulta refrescante.
Ya glorificamos demasiado, ahora vamos a hablar de los puntos que no fueron tan favorables. En primera, el protagonista es muy plano y genérico de super héroes. Incluso sus compañeras de reparto (Lupita Nyong’o y Danai Gugira) presentan una personalidad mejor desarrollada e interesante.
Otro punto negativo, y tal vez no sea tan malo, pero cuando te das cuenta de él es imposible no hacer comparaciones. La película tiene muchas similitudes con El Rey León. Ambas están ambientadas en África, ambas hablan de un príncipe que está en proceso de convertirse el rey, ambos son desterrados de su reino por un familiar, ambos pueden hablar con sus padres fallecidos, etc.
Aun así, resulta una película bastante entretenida para pasar el rato, muy original en su aspecto visual y en la tecnología ficticia que te presentan, pero peca mucho de cliché en puntos importantes de la historia (así tipo Hamlet).
Bastian Vela
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