ESTAR BIEN...


Estar bien, es una condición que todos buscamos, a la velocidad en la que vivimos hoy en día no es difícil suponer que de vez en cuando nos tropecemos con nuestros propios pasos y terminemos en una avalancha gigante de emociones y sensaciones extraordinarias.  

Todos siempre estamos en busca de encontrar un equilibrio y de permanecer en él, pero el destino es tan incierto y de tantas maneras impredecible que terminamos girando sin parar y mareados de tanto ajetreo. Buscamos el celular más rápido para estar mejor conectados, la computadora con el procesador más moderno para agilizar nuestro trabajo, siempre buscamos la rapidez de las cosas para terminar antes lo que necesitamos y así ganar tiempo; ganar tiempo para después sentarnos a perderlo mirando las redes sociales o aquella serie que tanto nos gusta, nuestro tiempo lo ganamos para desperdiciarlo.  

Esa es la verdad, lo único que poseen el día de hoy queridos amigos es precisamente eso, el HOY, y no quiero ser pesimista pero detengámonos a pensar, queremos comunicarnos con los que están lejos sin hacerlo con lo que están cerca, preferimos reaccionar en las redes que mostrar nuestros sentimientos y emociones cara a cara, nos da miedo admitir que en efecto a veces no estamos bien, que en realidad hay días que lo pasamos muy mal y no siempre estamos de humor; queremos aparentar que tenemos la mejor relación, los mejores amigos, el mejor trabajo e invertimos nuestro tiempo en hacer que las personas crean en eso, en lugar trabajar en nosotros para poder hacerlo realidad.  


 Inmersos en nuestros propios miedos y en los eventos psicológicos que dejaron una huella en nuestras vidas, nos cuesta admitir que a veces no estar bien, no solo es bueno, sino hasta saludable. Ustedes no vinieron a cumplir expectativas, vinieron a experimentar el gozo de todo lo que una vida conlleva, y sí, eso incluye muchos días pésimos.  

No necesitan demostrarle nada al mundo, necesitan crear circunstancias que los ayuden a ganar experiencias, que los hagan sentir que a pesar de no estar bien todo el tiempo, aún hay motivos para seguir caminando… incluso en las peores de las tormentas emocionales que tengamos siempre nos queda la esperanza de que si seguimos caminando tal vez hasta comenzaremos a disfrutar de estar bajo la lluvia.  


Pareciese que conocemos a todos, excepto al que está en el espejo, es más fácil perder el tiempo observando la vida de los demás que descubrir quién es el que realmente habita debajo de su piel. Salimos de prisa, vivimos de prisa, reímos de prisa, comemos de prisa… y al final quedamos igual, sin saber quiénes somos y sin disfrutar, por querer llegar a casa corriendo a perder el tiempo que ganamos.  

Dense la oportunidad de sentirse mal de vez en cuando y después sacudirse el polvo de la inestabilidad y seguir avanzando, caminen y gocen, escuchen a quienes los aman y detengan sus intransigencias, hay que ser selectivos para sentirnos mal y aún más concienzudos para saber cuándo detenernos. Vivir el momento y estar en el presente es lo que nos hace vivir. 


Disfruten sus días, incluso los días malos; porque esos son los que nos permiten realmente conocernos, vivan de tal manera que cuando todo haya acabado puedan decir: “No fue perfecto, pero como lo disfrute”.  

Con todo mi cariño, Gaby  

Unknown

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