Ahí estaba ella, Laura, la
chica más popular de la escuela leyendo una carta que alguien le había escrito
y la habían dejado en su rinconcito personal en la escuela.
“Mi
futura mejor amiga, lo digo porque sé que seremos mejores amigas. ¡Enserio! ¿Te
has preguntado alguna vez que pasaría si me dejas entrar en tu vida?
Mi
querida futura amiga. La vida no es fácil de recorrer, lo sé. He recorrido esta
vida y he pasado momentos buenos y momentos malos, y sé que lo mejor de cada
momento fue que no estuve solo. Así que te ofrezco mi amistad, no como un
producto que puedas comprar en el súper o en la tienda de la esquina. Te la
ofrezco sin ataduras, no buscare cambiarte y te pido lo mismo.
Querida
futura amiga, no quieras cambiar mi esencia, no quieras cambiar quién soy yo.
Sé que no soy perfecta, tengo un montón de defectos, lo reconozco. Pero lo que
puedes hacer es decirme en que estoy mal y lo cambiaré, pero con tu ayuda.
Querida
futura amiga, te ofrezco una amistad sincera; sin mentiras, sin engaños. Porque
sinceramente no puedo mentir, enserio no lo puedo hacer, aunque lo quisiera.
Así que si a veces digo algo que te ofenda te pido perdón.
Querida
amiga, sé que la soledad no es buena compañera y muchas veces no elegimos estar
solos. La sociedad nos hace caer en esta soledad. Muchas veces he intentado
encajar en algún grupo o quise conocer nuevas personas, pero era difícil. Así
que futura amiga, déjame entrar en tu círculo de amistad, regálame esa
oportunidad.
Querida
futura amiga, si me dieras una oportunidad de ser parte de vida y de tus
momentos, si me dieras una oportunidad de escuchar y ayudar, si me dieras una
oportunidad de sentirme parte de algo...
Solo
eso bastaría para tener esperanza...
Solo
eso bastaría para tener un buen motivo para seguir viviendo.
Querido
futura mejor amiga... gracias por tu futura y sincera amistad, si es que tú así
lo deseas.” Nat…
Después de leerla, volteo
hacia el rincón más apartado del salón. Ahí estaba ella, Natalie, la chica más
rara de la escuela observando a ningún lado. Laura de acerco a ella, se puso
frente a ella y le dio un fuerte abrazo. Le dijo que aceptaba su amistad, no
por lastima o por otra cosa, simplemente por el deseo de hacerlo. La siguió abrazando
fuertemente mientras Laura comenzaba a llorar.
A veces solo se necesita una
buena amistad para salvar una vida, solo se necesita de un abrazo para devolver
la esperanza, y a veces solo se necesita una carta para cambiar el mundo.
Por Jomer Malaya
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.

