Te llamo platónico para no
decir tu nombre, aunque quizá ya sepas quién eres, o quizá descubras quién eres
entre estas palabras.
Viaje muchos kilómetros para
conocerte, aunque siendo sincero no eras mi amor platónico en ese entonces.
Aunque es cierto que eras un sueño, alguien muy especial, pero no un amor
platónico. Quizá en ese momento me dejaba llevar por las viejas tradiciones de
los hombres de dejarme llevar y sentir lo que los demás querían que sintiera.
Pero después de un “basta” contundente,
me decidí a sentir lo que yo sentía y no lo que los demás decidieran qué debía
sentir.
Y fue ahí que te convertiste
en platónico y en mi amor. Platónico porque eras algo imposible de conseguir (o
quizá aún lo eres). Imposible porque eras de alguien más y eso me refreno. Más
adelante te convertiste en mi amor. No un amor como lo vende el mundo. Para mí
el amar viene del conocer a la persona. No puedes amar algo que no conoces, No
existe el amor a primera vista, no existe el verdadero amor en esa apoca de
enamoramiento donde todo lo ven color de rosa.
Te amo no cómo ama el mundo, o
cómo ama la mayoría. No veré todo color de rosa, no veré sólo la parte buena de
ti. Aunque lo quisiera cegar mis ojos y negar tus defectos no puedo, así como
no se pueden ocultar todas tus virtudes. Para mi el amor no es ciego. Eres mi amor platónico, eres algo
importante en mi vida, aunque no eres lo único. No te ofrezco nada porque el amor no es un producto que se compra con promesas sino con hechos, con detalles, con momentos, con confianza, con amor sincero y con libertad.
¿Acaso ya sabes quién eres??
Si lo sabes, entonces estas palabras son para ti, con mi cariño... solo para ti
mi amor platónico.
Por Jomer Malaya
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.

