Cuando se es niño, se vive en un mundo de
ilusiones, todo nos parece hermoso por nuestra inocencia y fantasía. Creamos mundos, gobernamos nuestros reinos y
componemos canciones.
Las flores, la ropa, nuestros juguetes y
mascotas son nuestras más grandes posesiones. Somos tan imaginativos que en las
manchas de humedad o en las nubes vemos formas de diferentes figuras. Algunas
veces el protagonista principal de un
cuento nos podemos sentir.
Cuando se nos regaña nuestros ojos se cuajan de
lágrimas, más parecemos pronto olvidar.
En nuestro pecho limpio y sano ningún mal
sentimiento tiene cabida. Salir con
nuestros padres a pasear nos causa una inmensa y gran felicidad, los pequeños
detalles hacen que nos sintamos importantes.
Cuando pasa el tiempo van cambiando nuestros
anhelos, tenemos otra percepción de la vida, a veces por nuestras exigencias o
por tu anhelo de darnos más de lo que necesitamos, empiezas a dejarnos cada vez
más solos, tal vez ignoras que lo mejor para un hijo es estar cerca de sus
padres, nada compensa una tarde de juegos de mesa, de luchitas, de esas cosas que nos hacen sentir fuertemente tu
presencia.
Papá qué gran héroe eres para nosotros cuando
somos pequeño, pero a veces si no cuidas los detalles, eso va desapareciendo.
Ahora que te veo sufrir tanto y que tú no
puedes escucharme, cómo quisiera
regresar el tiempo, quisiera que siguiéramos juntos, quisiera aprovechar cada
día que tenemos la oportunidad de vivir.
Sufres y te preguntas qué hiciste mal, y yo
quisiera decirte que no hiciste nada malo, sólo dejaste de hacer cosas buenas y
necesarias.
Recuerdo la noche que me acerqué a ti queriendo
que me ayudarás a resolver algunas dudas, te pusiste alterado y me dijiste ¿qué juego
quieres ahora, no tienes suficientes?, me excusé y salí de tu habitación, me
volví retraído, algunos amigos ocuparon tu lugar al aconsejarme, papá yo no fui
malo, sólo me sentí importante al lado de mis amigos, ellos me hablaban bien y
me palmeaban, ese día que cambió nuestra existencia ellos me dijeron que los
acompañara a un asunto, yo no sabía que iba a pasar, íbamos muy contentos uno
de ellos había conseguido un carro (ignoraba que era robado), ellos se bajaron
y me dejaron en el carro, también ignoraba que uno llevaba una pistola, yo los
veía muy normales siempre, de verdad no
sabía que pensaban hacer. De pronto nos rodearon cuerpos policiales, yo me
espanté y corrí, mi amigo empezó a disparar, y no supe la bala de quien me dio
en el corazón, de pronto vi mi cuerpo tirado en el suelo pero yo no tenía
dolor, después vi el sufrimiento en la
cara de mamá y mis hermanos, papá yo he querido hablarte y te grito pero por
más que lo hago no me puedes escuchar, no fui malo, te amo, mi conciencia está
tranquila porque no dañé a nadie, pero me preocupa verte sufrir de esta manera,
y quisiera pedirte que cuides a mis hermanos, no los llenes de regalos, dales
lo suficiente de tu tiempo y de tu amor.
La manera en que los trates en ellos va influir.
Nunca les hagas sentir que su presencia es una
carga de la cual quieres huir.
¡Piensa papá que como tus hijos son tu obra, son
quienes te aman y te podrán sostener en tus momentos de dolor!
SI PUDIÉRAMOS VALORAR LA VIDA EN SU TOTAL
PLENITUD, APROVECHARÍAMOS CADA MOMENTO QUE TENEMOS PARA AMAR, DISFRUTAR Y VIVIR
CON NUESTRA FAMILIA EN INTENSIDAD.
ARACELI CANAÁN DE GUEVARA

