PAN A LA CARBONARE



Ingredientes: 

1 pan artesanal 
Un poco de mantequilla 
Sartén 
Celular 
Videos de caídas 
Pérdida de la noción de tiempo

Lo más sencillo para cocinar una noche atareada es un par de molletes, es una de mis comidas favoritas porque es fácil y tiene frijoles negros, que son mis favoritos, solo debes tostar el pan con un poco de mantequilla, embadurnar las partes con frijoles refritos, un poco de queso manchego y pico de gallo. 
¡Es tan simple! Pero entonces bam! Te llega una notificación, con un video de caídas graciosas y te sigues con uno y otro y de pronto la casa huele a algo quemado, ¡El pan! el último pan, por el cual casi le dislocó el hombro a mi hermano menor, el pan de la discordia quemándose, carbonizado. Justo cuando pensaba que mi progreso en la cocina era significativo transformó unos ricos molletes en pan a la carbonare… así es esto, en mi mente solo podía pensar en  mushu creo que así se llama el dragón pequeño de Mulan diciendo: deshonor, deshonor para ti, tu familia tu perro y tu pez.  

La cocina es así, supongo que hasta los cocineros más experimentados han pasado por esto, es más estoy segura de que al grupo de viejitas chismosas y estiradas de la familia a veces no les queda bien el arroz aunque critican y mandan a la guillotina a las que apenas estamos aprendiendo. 
Siempre que algo no me sale bien recuerdo mi abuelita Silvia, era la persona más positiva  que conozco ella siempre decía: estoy bien, todo está bien, estoy re'bien y lo aplicaba en todos los aspectos de su vida, en vacaciones o puentes siempre nos invitaba a desayunar a todos a su casa, esos desayunos marcaron mi vida entera, amaba los chilaquiles verdes que cocinaba y a nadie en la familia le quedaban igual que a ella, eran perfectos ni muy secos, ni extremadamente aguados, esa mañana me senté en la cocina a verla como los preparaba, mi abuelita tenía una manera tan especial de hacer todo y cocinar no era la excepción, mientras platicaba conmigo vi como  abrió su alacena, tomo un puño de harina para hot cakes y se lo hecho a los chilaquiles, me quede  un momento pensando que ese era su secreto, y le dije : Abue la harina es el secreto de tus chilaquiles? Ella me
Volteo a ver y miro su mano, sin decir nada más se empezó a carcajear con esa risa que se escuchaba a tres cuadras, yo también empecé a reírme y entre carcajadas me dijo: pensé que era consomé en polvo, no vi la harina.  Recuerdo esa mañana con mucho cariño y nostalgia, pero sobre todo recuerdo la más grande lección que ella me dio, a veces las cosas no nos salen como pensamos, confiamos de más en nosotros y hacemos todo sin pensarlo pero entonces cuando todo parece salir mal podemos hacer dos cosas: enojarnos y lamentarnos o reírnos hasta que nos duela el estómago y aceptar que quizás el secreto sea  nuestra actitud. 
Así como las mejores canciones fueron escritas bajo la influencia de un corazón roto, mi pan a la carbonare me hizo recordar uno de los momentos más felices y significativos de mi vida. 


Nos leemos la próxima semana... Deseenme suerte. 

*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.

Unknown

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