En el rinconcito de
casa se encuentra la cocina, el aroma que sale de ese lugar es indescriptible,
es delicioso, es maravilloso. AhÃ, en ese lugar se encontraba Doña Rita y su
pequeña nieta Isaura.
Doña Rita le enseñaba a
su nieta como pelar una cebolla. Doña Rita le decÃa que la cebolla debe ser
pelada para quitarle las partes que no necesita o que están sucias, se necesita
quitar las partes duras de la cebolla. Asà poco a poco, capa por capa hasta
llegar a esa parte suave, blanda, tierna y dulce. Se le podrÃa llamar como el
corazón de la cebolla.
Isaura le preguntaba si
no era más fácil simplemente cortar la cebolla a la mitad y listo. Doña Rita le
miraba con esos ojos de amor que solo una abuela tiene para sus nietos. Le decÃa
que serÃa más fácil, pero si no se le quita lo que no necesita la cebolla se
obtendrá otro sabor, no tendrá buena sazón. Debes sentirla con tus manos y asÃ
llegar al corazón.
Es como con algunas
personas, que por diferentes circunstancias de la vida se envuelven en capaz,
algunas sucias otras duras, se vuelven como una cebolla. A veces están tan
llenos de capaz inservibles que debes ir quitándolas una por una, con mucho
cuidado y con mucha paciencia. Asà veraz que debajo de las capas más duras que
puedas ver en las personas se encuentran las personas más tiernas y amorosas
que puedas encontrar. ¿Habrá lágrimas? Claro que las habrá, pero si sigues con
paciencia podrás disfrutar de un maravilloso manjar. No puedes forzarlos a
simplemente salir de esas capas, debes primero saber qué es lo que les llevó a
esconderse en esa armadura y después con cariño sacar al ser humano de ese
capullo. Como decÃa mi abuela, sacar a una persona de la cebolla.
No juzgues a las
personas por una primera mala impresión, no sabemos que dolor o miedo se
esconde debajo de esas capas de amargura, tristeza, dolor o enojo. No juzgues,
ama a esas personas y enséñales a amar.
Y recuerda, poco a
poco, capa por capa, hasta encontrar la parte más tierna, dulce y amorosa de
esas personas.
Por Jomer Malaya
*Las ideas plasmadas en los artÃculos, son responsabilidad de quien las escribe*.
