Antropológicamente,
los machos se sometían a pruebas de fuerza o competencias para impresionar a
las hembras o para ser considerados hombres. La realidad no está muy alejada,
pues los hombres se sienten presionados para demostrar su hombría de diferentes
maneras: hablando con insultos, rechazando demostraciones afeminadas por parte
de otro hombre (abrazos, besos en el cachete, etcétera) y, sobretodo, buscando
pelea a la más mínima provocación.
Voy a
empezar con una cosa: el tamaño realmente no importa, la vagina se adapta al
tamaño del pene así que párenle a sus iris. Hombres que estén leyendo esto: no
tienen nada que probar. Ustedes pueden ser románticos con su pareja a la vista
de todos o en privado al mismo tiempo que pueden ser machos pechos peludos, lo
que la sociedad les imponga desde pequeños no les agranda ni les minimiza el
pene.
Por Julia Ramírez.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.
