¿Cuántos de nosotros en el transcurso de nuestra vida, no
hemos sufrido alguna vez de una calumnia?, entendiéndose por ésta una acusación
falsa de algún hecho que no hemos cometido y del cual se nos acusa. Muchas ocasiones personas malintencionadas
buscando favores de trabajo, de amor, de amistad, de calificaciones, acusan sin
fundamento a un inocente y esto puede causar un deterioro en la credibilidad
del acusado, muchas veces lo que uno considera algo malo, aunque parezca no lo
es, pero como es cuestión de percepción quien así lo considera abre su boca sin
comprobar si lo que está diciendo es real o sólo lo ha imaginario.
Recuerdo una obra de teatro que hicimos hace unos 30
años se llamaba “Sublime Sacrificio”, en
la que una madre que vivía y trabajaba en una casa y que había sido recibida
junto con su hija, era acusada por su patrona de haberle robado el anillo de
bodas, y un día que había venido de visita una amiga, la dueña de la casa se
dio cuenta de esto y mandó a traer a la trabajadora doméstica y empezó a
regañarla ofendiéndola y echándole en cara todo lo que habían hecho por ella y
su hija y ahora como pagaba esta noble acción. La hija iba entrando y escuchaba
como lastimaban y ofendían a su madre y entonces ella confesó su falta,
diciendo que era ella la que había sustraído el anillo, al requerírsele que lo
devolviera dijo que no podía porque lo había vendido en la escuela y la madre
empezó a golpear y a reprochar a su hija todo el sacrificio que había hecho por
ella y que la había mandado a la secundaria a estudiar para que fuera gente de
bien y preparada.
Estaban en la refriega contra la pequeña cuando llega el
esposo y pregunta el porqué del alboroto, y todas acusaban cruelmente a la niña
de ser una malagradecida y una ladrona y una sarta de comentarios hirientes, el
esposo le quita a la pequeña y la abraza y le dice: “¿Por qué lo hiciste?” Ella
dijo: “quería dinero para dispararles a mis amigos”, el esposo repite “¿Por qué
te echaste la culpa?” Ella insistía “es que no pensé” solo lo tomé, el esposo
va a un cajón y saca el anillo y se lo da a su esposa y le dice: “allí tienes
el anillo que tomó esta ladrona”, la mujer desconcertada pregunta, “¿por qué lo
tienes tú?” El marido le responde que viendo que estaba en el lavabo y temiendo
que se cayera lo toma y lo guarda y les dice “ahí tienen a su culpable inocente”,
la madre abraza a su hija y le dice: “sabía que tú no eras capaz de algo así,
tienes educación y principios” (esto después de molerla a golpes y a
ofensas). La hija confiesa que al
escuchar como ofendían a su madre y no siendo capaz de dejar que lo hicieran se
había echado la culpa.
Ese era el sublime sacrificio, los hijos también son
capaces de hacerlos por los padres, y aunque esta fue una obra en la vida real
hay muchos malos entendidos en los que los inocentes son acusados y encontrados
culpables y los culpables gozan de libertad y de la buena vida, pero nunca
olvido un poema de Rubén Darío que mi madre me hizo aprender para poder superar
estas injusticias cuando se presentaran en mi vida y que dice así:
“Puede un gota de lodo sobre un diamante caer, puede
también de este modo su fulgor oscurecer; pero aunque el diamante todo se encuentre de fango lleno, el valor que lo
hace bueno no perderá ni un instante y ha de ser por siempre diamante por más
que lo manche el cieno” Rubén Darío.
Eso ha guiado mi vida, y también escuchaba a una persona
mayor decirme cuando era joven que las cosas siempre caen por su propio peso,
así que mis queridos amigos, si hemos sido víctimas de una calumnia no dejemos
que eso menoscabe nuestra valía, porque a pesar de querer ensuciarnos siempre
podremos limpiar la joya y el valor que puede estar cubierto por difamaciones
siempre existirá allí, es bueno no engancharnos con esas personas que van allí
por la vida haciendo males, ellas tendrán su propia recompensa, lo importante
para nosotros es saber que estamos bien, y la paz y la tranquilidad de
conciencia no tienen precio, cuando alguien nos calumnie dejemos que el tiempo
que es el mejor juez haga su sentencia, porque no dudemos que todos tenemos que
pagar aún en esta vida hasta el último cuadrante de maldad que hayamos hecho, y
aquéllos que tuvieron que sufrir por la calumnia o difamación de alguien
también serán compensados y se darán cuenta que el brillo que se opacó por
algún tiempo vuelve a brillar con tal intensidad que lastimará a aquellos que
trataron de cubrirlo.
La vida está llena de mentiras, de calumnias, de malos
entendidos, pero no es necesario que nosotros nos subamos a ese carro siempre
es mejor ir paso a paso hasta llegar al lugar que deseemos disfrutar, la vida
es un regalo y nadie saldrá vivo de ella así que a vivirla con intensidad sin
dañar a nadie a nuestro paso, para que este viaje sea placentero y sin cargas
adicionales que no nos dejarán vivirla en plenitud.
CUANDO QUIERAS DAÑAR A ALGUIEN PIENSA QUE EN ESTA VIDA TODO
TIENE CONSECUENCIAS Y QUE ESA LEY DE LA SIEMBRA Y LA COSECHA ES REAL Y TENDRAS
EN ABUNDANCIA AQUELLO QUE TU DAS.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.