Algún día.


En un rinconcito del planeta, en la esquina de una ciudad, en la puerta de una casa, un joven observa las estrellas. Parece como si las midiera con su mirada, como si las cuidara. Se centra en dos estrellas que encuentran una a lado de la otra. Mientras un gato maúlla a sus pies, con voz suave se le oye decir:

 -Algún día. Algún día encontraré a alguien para estar así, a lado suyo, caminar tomado de su mano y recorrer la vida. Algún día encontraré a alguien especial para sobrellevar las tormentas de la noche, para no perderme en las tinieblas de nuestros días. Algún día conoceré a alguien que ilumine mi camino con su sonrisa, me haga soñar con su fe. Algún día me hallará aquella que me está buscando y al igual que esas dos estrellas… estaremos juntos por la eternidad… Algún día.-

Entra a su casa ese joven. Tiene un sueño largo que normalmente llamamos vida, en esa vida vivió de manera tal que las bendiciones de los cielos se derramaron sobre él y sobre quienes le rodeaban. Trabajo día a día para el sostén de su casa. Educó arduamente su mente y sus manos. Sus pasos fueron firmes y virtuosos. Y entonces, ese “algún día” llego. Alguien una vez me conto que la luz atrae a la luz, la pureza a la pureza, la inteligencia a la inteligencia. Ese joven debió haber hecho algo extraordinario, porque la joven que llego reflejaba luz, paz, esperanza y alegría. Ese “algún día” llego cuando menos lo pensaba, en el momento menos buscado, en el lugar menos esperado. Entre millones de millones de seres humanos ellos se encontraron. Ese “algún día” llego y juntos caminaron ese sueño llamado vida, sintiendo ese momento llamado amor, por ese instante llamado eternidad.
Y el joven despertó de ese sueño llamado vida, que dura solo segundos, un parpadeo, y se dio cuenta que el tiempo ya había pasado.

En una parte del planeta, en la esquina de una ciudad, en la puerta de una casa, ese que alguna vez fue joven observa las estrellas, una jovencita toma de su mano. Miran a las dos estrellas que se encuentran una a lado de la otra. Y con voz suave el anciano logra decir:
-Algún día, al igual que con esas dos estrellas, encontraras con quien recorrer el camino de la vida, con sus éxitos y fracasos, con sus luces y oscuridad. Algún día hallaras a quien amar y quien te amara de verdad.

-¿Y ese día llegara pronto?- Pregunta la jovencita.
-No te preocupes- contesta el que ya no es tan joven- Llegara tarde o temprano, sin darte cuenta lo hallaras. Sin que menos lo esperes tu corazón dirá: Aquí está él, en ese momento llegara. Algún día te darás cuenta de que tienes a tu lado… y feliz serás… Algún día.

Por Jomer Malaya.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.


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