Después de mi última decepción en la cocina, tuve un poco
de pánico… En realidad, no soy para nada buena en la cocina, así que le aposté
todo a esta receta y dije: “si esta no me sale bien, dejare la cocina en paz
por algún tiempo” ¿pueden imaginarlo? Mi pobre corazón ya no podía con más
decepciones, por más positiva que sea, todos tenemos un límite, así que
simplemente me aventé y pensé que si esta sería la última vez que pisaba una
cocina, me iba a retirar dando mi mayor esfuerzo y sobre todo divirtiéndome.
Busque una receta
difícil pero al mismo tiempo no tan complicada, después de todo quería
levantarme un poco el ánimo jaja, “Gelatina de mandarina con yogurt”, el reto
era hacerla con jugo de mandarina natural y grenetina sin sabor, jamás en mi
vida había utilizado la grenetina sin sabor, no tenía ni la mínima idea de que
cantidades poner, así que imagínenme, toda una noche buscando conversiones,
porque a Ilse se le ocurrió hacer una gelatina con una receta sin cantidades,
porque pensé... ¿Qué puede pasar?
Cuando fui al super a hacer las copras para la gelatina, tenía
como mil cosas en la cabeza y olvidé por completo la leche condensada, así que
se la encargué a mi mamá, que a su vez se la encargó a mi hermano menor, pero
vaya sorpresas que nos da la vida. Para los que vivan en México, la mayoría
conoce la marca “La Lechera” y bueno, yo no sabía (imaginen mi nula relación
con la cocina jaja) que había como tres tipos de lechera: clásica, light y
dulce de leche. Con la misma presentación en lata, así que mi hermano no se dio
cuenta y orgullosamente me trajo dos latas de dulce de leche, cuando las vi,
casi cuelgo a mi hermano del árbol más alto jaja, pero bueno las cosas pasan
por algo y cuando tuve todos los ingredientes puse manos a la obra, exprimí las
mandarinas, hidrate la grenetina, licue todos los ingredientes, deje todo en
manos del refrigerador y sus poderes.
A la mañana siguiente estaba emocionada por saber si
experimento había funcionado y ¡boom! La gelatina más rica que había probado en
mucho tiempo, pero no estaba conforme solo con mi opinión porque, seamos
sinceros, ¡podría ser muy imparcial! jaja. Pero toda mi familia opinaba lo
mismo, éxito total.
Entonces recordé el libro de ¨la tregua¨ de Mario Benedetti
y pensé que quizás la cocina me estaba dejando descansar un poco, recobrar
fuerzas y subir mi ánimo, no fue con un lindo chico francés, pero ¡¡¡NO SE PUEDE
TENER TODO EN ESTA VIDA!!!
Con nuevas fuerzas por las fiestas decembrinas y unas
hermosas vacaciones donde probé nuevos sabores y el mejor chocolate de planta,
vengo con la energía a full, así que no me queda más que desearles un excelente
año nuevo, que sus metas se cumplan y millones de gracias por acompañarme en
esta que es una de las mejores experiencias que el 2016 pudo darme.
Nos vemos el próximo lunes donde les contare como me fue
con los sabores chiapanecos y mis clases de tamales, deséenme suerte.
Por Ilse Barco.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien los escribe*.
