LA CARIDAD.


Se dice que la caridad es un noble sentimiento que hace que las personas sean movidas a ser misericordiosas con los desprotegidos o los más necesitados.

Hace algunos años leía una historia de un soldado norteamericano que estaba por regresar a casa, antes de hacerlo escribió a sus padres apelando a su espíritu caritativo, pudieran acoger en su hogar a un compañero que en el fragor de la batalla había perdido un miembro inferior y otro superior, lo que le hacía totalmente dependiente, les comentaba que éste soldado le había salvado de morir en algunas ocasiones y que por ello se sentía con el deber moral de apoyarlo en su recuperación, esperaba ansioso la respuesta de su padres que decía más o menos así:  “Querido hijo, nos da mucho gusto saber que pronto estarás entre nosotros, tú siempre serás bien recibido, solo te pedimos considerar lo que nos solicitas, te has puesto a pensar la carga que será para ti ese muchacho, tu harás tu vida y tal vez esa carga nos la traslades a nosotros, por lo que te pedimos reconsideres tu absurda petición, somos mayores y no creemos estar capacitados para lidiar con semejante tarea, dinos cuando llegas para ir a recibirte….”, a los pocos días recibían el cuerpo inerte de su hijo con otra carta que decía algo como: amados padres, yo era el que había perdido sus miembros los amo y no fui capaz de ser una carga para ustedes…”, el hijo se había suicidado.

Qué triste es, pero vivimos en un mundo donde somos extraños, donde la gente ya no se saluda y mucho menos se interesa en el dolor ajeno, se sabe que todo cristiano debe poseer como virtudes la fe, la esperanza y la caridad, mismas que lo deben mover a amar a Dios por sobre todas las cosas, y a su prójimo como a sí mismo.

Algo que deberíamos practicar en nuestro diario vivir es el ser compasivos, sentir empatía por los que sufren, con los que lloran, con los que tienen menos que nosotros, preocuparnos un poco menos en trivialidades y un poco más en los sentimientos, a los niños del pasado se les enseñaba a saludar y respetar a los ancianos, a ayudar con las bolsas si alguien venía cargando, a dar el asiento a las damas y más si estas estaban cargando un niño.

La pérdida de valores ha hecho que nuestra sociedad cada vez se vuelva más mecánica, más fría, pero siempre hay esperanza para todo, si al igual que un sembrador que cuida, revuelve, nutre y fortalece la tierra, empezamos a sembrar en el corazón de los niños los buenos sentimientos, indudablemente éstos brotarán y darán fruto, pero debemos recordar que como adultos debemos ser un ejemplo, no podemos tener valor moral si solo aconsejamos, pero no llevamos a la práctica.

Una invitación personal sería poner a prueba esto, demos un poco de servicio, seamos caritativos y veremos que dentro de nosotros surge un sentimiento especial, tengo por testimonio que es mentira que cuando damos perdemos, siempre Dios nos compensa abundantemente y mientras más damos, más poseemos, así que busquemos la Caridad como un medio de descontaminar el Universo de tanta maldad.

Porque la Caridad Nunca deja de ser.


SI TIENES CARIDAD COMO UN GRANO DE TRIGO, TU SIEGA SERÁ BASTA Y SOBREABUNDARÁ.

Por Araceli Canaan.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.

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