Tener un problema no es el problema sino la
actitud que presentas ante el problema.
Muchas veces se escucha a la gente decir:
¡Gracias a la vida!, pero ¿qué influye en una persona para que se sienta capaz
de vivir la vida con todo lo que esto implica?
Por lo general, cuando en la vida de un ser
humano no ocurren problemas graves, angustias o enfermedades de los seres que
ama, transita por el mundo con una sensación de optimismo y libertad, cuando
ese estado de felicidad se extiende en el tiempo, se puede comprender, tal vez,
la idea de “abundancia de la vida”.
Los seres humanos, cuanto más desarrollan sus
capacidades humanas, se sienten con mayor vitalidad. Contrariamente, la
enfermedad y las preocupaciones les restan vida, los conflictos las opacan.
La capacidad humana de sentir es como una
brújula que indica cómo afectan positiva o negativamente las vivencias. Si una
persona ama, se siente plena y unida a sus seres queridos, si siente odio,
percibe una sensación de distancia y hostilidad con respecto a los demás. Así,
se podrían enumerar un abanico amplísimo de sentimientos vitales.
Sin embargo, un aspecto a tomar en cuenta es
precisamente el de la actitud, Francis Scott Fitzgerald escritor estadounidense
dijo que “La vitalidad se revela no solamente en la capacidad de persistir,
sino en la de volver a empezar” y recuerda que tener un problema no es el
problema sino la actitud que presentas ante el problema.
Por Nancy Cantón.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.
