Los
rinconcitos de las casas guardan grandes cosas. Tesoros, dinero, pero sobre
todo historias. Es en un rincón donde podemos encontrar lo perdido, lo
olvidado, recuerdos añejados por el tiempo. Pero sobre todo podemos encontrar
instantes. ¿No les ha pasado que cuando se ponen a limpiar encuentran algún
objeto u fotografía y se ponen a recordar sobre ese instante? ¿Acaso no dejan
de hacer lo que están haciendo y se ponen a recordar viejos momentos y
vivencias?
De eso
se trata la vida, de inicios y finales. Es un ciclo que continuara todo el
resto de nuestra vida. Debemos hacer que cada inicio sea esplendoroso y así
cuando llegue el momento de finalizar un ciclo no nos sintamos apesadumbrados o
cargados por el remordimiento de conciencia. Debemos vivir de tal manera que al
momento de cerrar un ciclo, podamos decir a nosotros mismos que hicimos y dimos
todo lo que pudimos haber hecho. Nuestra vida tiene un inicio y un final. Cada
año tiene un inicio y un final.
Cada
vez que se acerca un año nuevo, normalmente hacemos un inventario de lo que
hicimos y de lo que no hemos hecho. Iniciamos cada año con metas que muchas
veces no cumplimos. Y muchas veces nos deprimimos porque no pudimos hacer todo
lo que queríamos hacer en el año que pasó. Muchas veces no aceptamos los
finales, muchas veces nos negamos a cerrar un ciclo. Nos quedamos viviendo en
el “si yo hubiera”.
Es
momento de dejar el pasado atrás. Podemos llorar por los que ya no están,
podemos sufrir por las oportunidades perdidas que jamás volverán. Podemos brindar
por los amores perdidos. Pero es momento de finalizar esa parte de nuestra vida
que ya fue y no volverá, y enfocarnos en el nuevo inicio que será mejor.
En los
rinconcitos encontramos grandes cosas, y quien sabe, talvez el siguiente año en
algún rinconcito alguien encuentre la felicidad.
Por Jomer Malaya.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.