En un
rinconcito del mundo se encontraban dos hermanos. El mayor gritaba:-¡No puedo
perdonarte! El hermano menor, imploraba perdón. Los dos habían vivido en la
misma granja, uno a lado del otro. En una ocasión el hermano menor cavó una
zanja para almacenar agua. Cuando llegaron las lluvias la zanja se desbordo e
inundo la casa del hermano mayor. Murieron muchos de sus animales que tenía.
Muchas
veces suceden cosas que no están en nuestras manos. El hermano menor jamás
pensó que se desbordaría la zanja. Los accidentes suceden, pero ¿Cómo
reaccionamos a los sucesos? Muchas veces
nos dejamos llevar por la ira y los sentimientos, entonces nos olvidamos del
perdón. Alguien dijo una vez que al no querer perdonar nuestro corazón se llena
de amargura y dolor. No querer perdonar puede ser enfermizo. No perdonar puede
alejarnos de las personas que realmente amamos. Al sentirnos tan ofendidos nos
olvidamos de lo que realmente es importante.
El
hermano mayor estaba tan ensimismado en lo que había perdido. No se había percatado
la tristeza en los ojos de su hermano menor. Aunque no había perdido nada
material, le entristecía el solo hecho de poder perder el amor de su hermano.
Un sentimiento cálido inundo el corazón del hermano mayor, dejo de gritar.
Abrazo a su hermano menor, y aunque no lo dijo… lo perdono. ¿Qué pasa cuando
realmente perdonamos? La ira desaparece, una paz increíble llega a nosotros, el
amor nos inunda, la felicidad llega, y el olvido se lleva las ofendas
recibidas. Perdonar y olvidar, otro secreto de la felicidad. ¿Por qué vivir
llenos de odio y amargura? Vivamos en paz unos a otros, perdonemos las ofensas
de quienes nos ofenden. Si Dios nos perdona siempre, ¿Por qué entonces no
perdonar nosotros de igual forma?
Tennyson escribió:
“Perdona, oh hombre, a tu mortal
contendiente,
no le quieras exigir diente por
diente;
pues todo ser que sobre esta tierra
vive,
si el perdón otorga, el perdón
recibe.
setenta veces siete perdonar te es
mandado,
pues todo ser bendito que al cielo
ha llegado,
a la vez que él perdona es
perdonado.”
Por Jomer Malaya.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.
