Doña Ofelia es una persona llena de luz y alegría, con una
sonrisa cada que su nieto llega de la escuela, una oración de preocupación
cuando su nieta mayor no come y una carcajada cada que su nieta menor le dice
cosas incoherentes. Una mujer admirable que siempre procuro a su hogar y
familia.
Hoy es un homenaje a la persona que me cuido y me trato
como su única muñeca…
Carta a mi abuelita Opeya.
Recuerdo cuando me desesperé porque se te había olvidado
algo. Me enoje mucho, tú no eras tan distraída, bueno, sí. Pero no tanto, como
esa vez que se te olvido lo que te había contestado.
Recuerdo cuando me hacías una rica sopa de fideo, con el
tiempo te ibas pasando de sal, para mí, seguía estando deliciosa.
Tus preguntas repetitivas y toma forma de sonreír. “Pela la
mazorca”, es lo que la provoca.
Ese cabello blanco que parece una borla de algodón, muy
suavecita cuando beso con amor.
Verte todas las mañanas preguntándome si quiero café
sabiendo que no me gusta, esperando que algún día acceda.
Las telenovelas que vemos juntas, donde te la pasas gritándole
al hombre que engaña a su mujer. Sabiendo que ya viste escena, la repites las
veces que sean necesarias, solo para que se quede en tu cabeza.
No sé qué haré el día en que no te vea hacer una rutina
como la de todos los días, contándome historias una y otra vez hasta llegar por
la que empezaste.
Gracias a ti, mi guerrera. Te amo, abuelita.
Con amor, tu nieta la mayor.
RECUERDEN VALORAR A LAS PASITAS BONITAS QUE TIENEN EN SUS
VIDAS, UN DÍA SE ARREPENTIRAN DE TODO EL AMOR QUE NO LE DIERON. GRACIAS POR
LEERME.
Por Caro Pavón.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.
