La felicidad no existe, solo
son destellos, hay días malos. hay días buenos.
Esos días donde te levantas de
la cama y te das cuenta que tu alarma te ha hecho una pequeña trampa y estás
atrasado, esos días donde no hay pan para hacerte un sándwich, donde la leche
cae a tu blusa o camisa favorita, esos días donde el autobús tarda más de 10
minutos en pasar, donde se te olvida tu celular móvil y las llaves de tu casa. Te
regañan por no hacer tu trabajo correctamente, al salir, te diriges a cenar a
una pequeña cafetería, te dan un pésimo servicio y se te olvida tu cartera en
donde estabas. Días en los que hieres a alguien sin querer. Días donde vas al
baño y se te cae el celular, días donde no te soportas a ti mismo y días donde
sólo quisieras estar alejado del mundo e inundarte de tus problemas sin
compañía de nadie.
Pero, eso es solo un mal día,
no una mala vida. Habrá días donde le ganes a tu alarma y te levantes con el
pie derecho, días donde tu desayuno lo preparaste una noche anterior y no
tardas ni un segundo en prepararlo para llevar, días donde tu vaso de leche
tiene un ligero sabor dulce que disfrutas. Te vistes, tomas tu celular móvil,
tus llaves y emprendes un nuevo día. Esos días donde el autobús llega a tiempo,
tu trabajo está perfectamente hecho y te felicitan por el esfuerzo y dedicación
que empleaste en él. Días donde pasas por esa cafetería donde disfrutaste una pequeña
cena y te devuelven la cartera que habías perdido y te atienden de la mejor
manera para disfrutar esos días. Días donde esa persona a la que heriste te perdonó y te da un abrazo. Esos días donde te das cuenta que tus días
malos, valen la pena porque vendrán mejores.
Sé que lo sabes, yo lo sé. Te
lo digo con dureza, pero con franqueza.
Por Caro Pavón.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien los escribe*.