La gran ventaja de una vasija vacía es que puedes llenarla de millones de cosas y mezclarlas y disfrutar su contenido, para hacer un pastel lo primero es pensar de que tamaño será; para poder elaborar un rico y presentable postre que, finalmente lo regale o yo me lo coma, el resultado, será darme una gran satisfacción.

Que hermosa bendición que todos los días podamos tener esta sensación en nosotros, la cual es necesaria porque empezamos a llenar nuestra vida con diferentes actividades, empezando por las básicas como comer, dormir, trabajar, vestir, tener amigos y otras que vamos añadiendo automáticamente y a veces creemos que con lo que tenemos estamos llenos, pero poco caso hacemos a las necesidades emocionales; la seguridad, la ternura, la confianza, la aceptación, sentirnos protegidos y sentirnos amados, si fuéramos más conscientes de nuestras necesidades pocas veces nuestra felicidad la buscaríamos en la mercadotecnia, en la publicidad que nos invita a ir llenando con compras compulsivas.

Hace tiempo leí en un artículo en la que estudios mostraban que las personas consumidoras de dulces y chocolates tenían necesidad de amor y aunque pareciera absurdo, lo aplique a mis hijos cada que me pedía exceso de dulce, me volqué a darles tiempo, abrazos, besos que endulzaron y llenaron esa necesidad.

Recuerdo que una de mis hijas cuando era pequeña con toda la asertividad innata de un niño se me acerco y me extendió sus pequeños brazos y me dijo- ¡Mami, necesito amor!- Esta hermosa frase cambio mi vida y la de mi familia.

Por lo que ahora les pregunto ¿Qué es la felicidad? Y encontré que es un estado emocional que perdura aunque pasemos baches en nuestra vida. Puede ser que pasemos situaciones difíciles y nos quite la sonrisa por un momento, pero esa sensación y sentimiento está al alcance de todos porque vive en nuestro interior solo hay que ponerla a trabajar.


Es la que nos ayuda a salir adelante con una gran sonrisa de satisfacción. Por lo que no importa lo que pasemos, sabemos en nuestro interior que debemos mantenernos en alerta y sacar esa fuerza motivadora que hagan de nuestras acciones un verdadero valor. De hecho para saborear la felicidad debemos pasar una oposición y un proceso porque esta emoción como el pastel tiene que juntar los ingredientes y mezclarse para culminar en el horno, el fuego que abrazara la mezcla y dará fin a un gran postre. Así es la felicidad la traemos en nuestra bolsa y cuando quieras utilizarla solo tienes que sacarla es tuya y la puedes compartir. Ser feliz o infeliz depende como interpretes los acontecimientos diarios.

Entendamos que la felicidad no está en los zapatos, en el carro, en el celular, si es día o noche, si hace calor o frío, si el equipo a quien le voy ganó o perdió, o si mi pareja me quiere o no, lo que nos duele o nos hace feliz es el valor que le doy a cada prenda o experiencia y persona. La forma como lo ves y como te relaciones es lo que determinara tu estado emocional.

Si fuéramos más conscientes de nuestras emociones consumiríamos menos y simplificaríamos nuestra vida en las cosas sencillas. No porque sea el más rico o el más bello de la tierra viviré feliz por siempre, lo que cuestiono es ¿entonces por qué hay tantos artistas y personas ricas, drogándose, suicidándose?


La felicidad no depende del estatus, si eres rico o pobre, o de tu color de piel, o bien barrendero o gerente. La felicidad tú la construyes en cada escena que “ves”, “escuchas”y” tocas” lo maravilloso es lo que proyectas de adentro hacia afuera tal como esto que leí- Acabas de guiñarle el ojo a una mujer feísima – le señalé. Ya lo sé- me respondió – Piensa que si es maestra de escuela hoy sus alumnos tendrán un día fantástico. ¡Claro! Yo transformo mi entorno, la felicidad es contagiosa, no cambiaré el mundo pero si como el rey Midas iré convirtiendo todo lo que voy tocando.

Nosotros somos el resultado de lo que pensamos, el origen está en lo que pensamos y como sacamos nuestra emoción. ¿Cómo quieres llenar tu vasija vacía? La vida está llena de muchas probabilidades, el Universo está a nuestro favor, entendamos que para llenar la vasija hay que vaciarla, pensar y analizar mi necesidad para volverla a llenar.

Dios se percata de nuestras necesidades pero necesita quitarnos, para que nosotros descubramos nuestro potencial. He aquí la importancia querida amiga, que sentirnos vacíos es una gran oportunidad para ser felices a nuestra manera y no como el mundo nos lo presenta, toma la determinación de disfrutarte, de gozar todo lo que eres sin ver a nadie, solo viéndote lo grandiosa que eres, y que Dios tiene un gran plan para ti.

Y mi querido lector termino con esta frase que encontré en el libro Zen y el arte de la felicidad “todo lo que pasa es lo mejor que podría pasarme”.

Este sendero es un infinito de oportunidades y hoy puedes elegir como estar con tu paquete de experiencias. La tarea es: no tengas miedo de estar vacía, haz una introspección y después…..llénalo.

#ElSendero