- “¿Me dibujas un cordero?”-
esa era la pregunta del Principito.
¿Realmente ese es un libro exclusivo
para los niños? Me parece que es un libro para todos los niños, incluso para
esos niños que llevamos por dentro las personas que ya somos mayores.
Me gusta leer y leer ese
pequeño libro, siempre encuentro algo nuevo que aprender. O muchas veces me
ayuda a recordar cosas que había olvidado. Recuerdo que cuando era pequeño
quería ser miles de cosas cuando fuera grande, pero esos sueños quedaron
guardados en el baúl de las cosas olvidadas porque no concordaban con el mundo
de los mayores.
Me gusta mucho cuando el
Principito describe cada uno de los planetas en los que ha estado, cada uno de
ellos representa una faceta del mundo adulto… a veces egoísta, vanidoso o codicioso.
A mi parecer es un libro que
nos ayuda a recordad algo que seguramente la mayoría ya ha olvidado y eso es: Que
hubo un tiempo en que fuimos niños. Y la sociedad nos enseña a que ha cierta
edad ya no podemos hacer, decir, pensar o soñar con ciertas cosas. Parece que mientras
crecemos encerramos a ese niño que éramos nosotros mismos en un lugar muy
profundo de nuestro ser y nos olvidamos de cosas muy importantes como reír,
gritar, jugar y ser felices.
Otra cosa que nos enseña el
Principito es que uno puede ser feliz con las cosas sencillas.
El Principito
era feliz con el dibujo de un cordero. Nosotros cuando éramos niños nos conformábamos
con cosas también simples… con un montón de tierra hacíamos maravillas, con un balón
éramos los mejores jugadores, con una caja de cartón éramos felices. ¿Qué paso
entonces? La sociedad y el mundo nos va inculcando que lo que verdaderamente
importa es lo sofisticado, lo de moda, entonces tristemente nos olvidamos de lo
simple. Y caemos en el error de querer tener más y más. Olvidamos que lo más
importante es “nuestra propia rosa” y queremos adquirir las rosas de alguien más.
Es cierto, debemos crecer,
pero siento que no debemos olvidarnos de ser niños de vez en cuando, de
sentarnos a contemplar el atardecer con un buen amigo sin tanta tecnología a
nuestro lado. Siento que debemos retomar esos sueños abandonado porque muchos
nos decían que no se podían lograr. Es momento de volver a sentirnos como en
aquellos días en que creíamos que todo era posible.
Es tiempo de volver a aprender
que lo “esencial es invisible a los ojos”.
Por Jomer Malaya.
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.