Todos dicen que el
chico que está en el rincón es muy raro. A nadie le cae bien, aunque es muy
amable. Él no puede evitar decir ciertas cosas… como la verdad. Muchos se
ofenden cuando el habla o escribe lo que piensa. Son cosas que todos piensan
pero que nadie es capaz de decir o escribir. Muchos le llaman raro porque no es
capaz de sentir miedo o vergüenza. Todos le hablan pero nadie quiere ser su
amigo.
Él se sienta en el
piso, en el rincón. Pareciera que prefiriera estar a solas con su computadora y
audífonos que estar entre la gente. No es fácil engañarlo. Cuando te observa,
pareciera que mirara en tu mente, como si leyera tu vida.
A veces enferma, pero a
nadie le importa. Es un raro, y los raros no tienen espacio entre las personas
normales del mundo. ¿Y si la gente supiera la verdad?
Él se distrae
fácilmente, y casi siempre está durmiendo. A veces pareciera que escucha cosas
que nadie más oye; a veces pareciera que ve cosas que nadie más viera. Sonríe,
parece feliz. A veces se enoja y grita. A veces esta callado, pero nunca se le
ha visto llorar.
¿Y si la gente supiera
que ese chico no puede evitar ser así? ¿Y si supieran que no es como todos los
demás que pueden decidir cómo sentirse? Si la gente supiera que cuando era más
joven tuvo una infección que se extendió hasta su cerebro y que afectó a su
hipotálamo. Entonces si la gente supiera que ese chico no es raro sino que está
enfermo, ¿cambiaría de algo ese hecho? Es una enfermedad rara, sin tratamiento,
dolorosa. Es una enfermedad llena de ansiedad, angustia, soledad.
¿Y si la gente
comprendiera en vez de juzgar? Si lo hicieran la vida sería más fácil.
A ese chico del rincón
pareciera que le huyen como si tuviera una enfermedad contagiosa.
¿Si supieran que ese
síndrome le evita sentir los sublimes de los sentimientos? No solo no puede
sentir el miedo, tampoco puede enamorarse. Porque enamorarse es una condición
química organizada por el hipotálamo, pero sin este, ese chico no puede pensar
bien, no puede razonar bien, no logra distinguir entre lo correcto y lo
incorrecto. Daña pero sin quererlo. Por eso prefiere a la soledad.
A veces es mejor estar
solo, que rodeado de gente a la que puedas lastimar. A veces ve el desprecio de
las personas hacia él, solo baja la cabeza, se pone sus audífonos y se pone a
cantar su canción favorita: Hoy te toca ser feliz.
Por Jomer Malaya
*Las ideas plasmadas en los artículos, son responsabilidad de quien las escribe*.