"YO, MI, MÍO".

¿No les ha pasado que quieren estudiar alguna carrera y algún familiar, o incluso nuestros amigos muestran su total desaprobación? O ¿tienes veintitantos y quieres aprender a hacer algo que te apasiona pero para eso ya estás muy grande? O que todos parecen saber cuál es tu mejor candidato o el mejor momento para formalizar en una relación, o todos parecen saber cuál es tu mejor opción de trabajo, lo que deberías hacer en tu tiempo libre, en fin, todos parecen saber lo que es mejor para ti menos tú. Y ¿les digo una cosa? HAGAN LO QUE LES HAGA FELIZ.

Ya me pasó, ocurre algo importante en mi vida y todos corren a ordenarme cómo debo reaccionar ante tal o cuál situación, lo que tengo que cambiar y lo que tengo que dejar de hacer; también me pasó que tengo una decisión importante que tomar y todos corren a decirme que no lo haga porque no es lo que ellos quieren; y la verdad es que eso no está chido.

Cierto es, nuestra familia nos ama y siempre buscan lo que es mejor para nosotros, obviamente nosotros amamos a nuestra familia también, pero no podemos permitir que ellos estén moviendo nuestros pies para que pisemos donde a ellos mejor les parezca, si nosotros permitimos esto, ellos se sentirán con la libertad de mandar en lo que debemos hacer, aún con el pasar y pasar de los años, y la culpa tristemente no será de ellos, sino nuestra.

No me malentiendan, no estoy diciendo que vamos a ir revelándonos con papá o mamá porque no nos dejan ir de antro cada fin de semana, o porque no nos dejan ir a fumar y tomar con nuestros amigos. O vamos a ir gritándoles y faltándoles al respeto porque nos han pedido que limpiemos nuestro cuarto, o porque los ayudemos con los quehaceres del hogar. No, mi punto va enfocado a algo más trascendente.

 No siempre vamos a ser esos pequeños por los que nuestros padres eligen, en algún momento de nuestra vida dejaremos de serlo y tendremos que tomar decisiones importantes, y las personas que nos rodean deben respetarlas. Pero nosotros debemos aprender a tomarlas.

Cuando éramos niños y nos preguntaban qué queríamos ser cuando fuéramos grandes, siempre pensábamos en cosas extraordinarias. Pero, seguramente ahora que estamos grandes, no somos tan extraordinarios como queríamos ser, porque hemos permitido que las personas a nuestro alrededor aplasten nuestros sueños; pero hay un par de cosas que podemos hacer para solucionarlo:

1)    Hagamos un FODA de nuestra vida, es decir, veamos nuestras fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas en cada cosa que vayamos a hacer, y si vemos que nuestro rumbo es positivo sigamos adelante. Se trata de que nuestras decisiones traigan progreso y felicidad, y no vayamos “tristeando” y loqueando por la vida.
2)    Seamos claros con los que nos rodean. Mostremos amor y gratitud a nuestra familia y nuestros amigos y de la manera más amable que podamos definamos límites y espacios entre ellos. Hagamos un tratado de paz en el que ninguno se ofenda.
3)    Seamos congruentes con lo que decimos y lo que hacemos. No podemos ir por la vida exigiendo libertad si cada vez que queremos salir vamos y le extendemos la mano a mamá o papá para recibir dinero. La libertad siempre viene junto con la responsabilidad, y el lema de “mi techo, mis reglas” es bastante cierto. Respetemos para recibir respeto
4)    Seamos felices. Las decisiones que tomamos tienen como propósito nuestra felicidad, y si ese no es nuestro propósito entonces debemos re enfocar nuestra meta.

Defendamos nuestra felicidad más que cualquier cosa, tomemos el control de nuestra vida y seamos responsables, no permitamos que un mal comentario nos haga desistir de lo que queremos; todos siempre quieren opinar, pero al final, los que nos que nos quedamos en cada momento y con cada consecuencia de nuestras decisiones en la vida  somos nosotros como individuos.

¡A mí Ya me pasó, que a ti no te pase! 




Por Saraí Castro.
*Las ideas aquí escritas son responsabilidad del autor.*

Unknown

Radio-blog hecho por jóvenes, con ideas frescas y mucho humor para todo aquel que quiera entretenerse y un rato de diversión.